En el histórico cara a cara televisivo que en
1960 protagonizaron Richard Nixon y John F. Kennedy, el primero
de ellos apareció en pantalla sin afeitar, con un traje gris y un aspecto
cansado que inspiraba poca confianza mientras que el segundo cuidó a
conciencia su
imagen, exhibía un atractivo bronceado y emanaba un aura relajada que le hizo
ganar el debate aunque, curiosamente, quienes lo siguieron por la radio se
mostraron mayoritariamente a favor de Nixon.
Es incuestionable que la apariencia física de los
políticos puede ser determinante a la hora de decidir un voto o, por expresarlo
de otro modo, que no sólo se vota a una idea sino también a una imagen, y de
esto saben mucho los expertos en marketing político y asesoría de imagen de los
candidatos electorales para que sus pósters y carteles transmitan de forma no
verbal lo que ellos intentan esgrimir con palabras y argumentos.
Viene esto a colación de la foto que el PSPV-PSOE
ha elegido para promocionar la campaña de Ximo Puig (aunque podría haber
elegido la de cualquier otro político y partido, me he decantado por esta por
proximidad), el candidato socialista a la presidencia de la Generalitat
Valenciana en los próximos comicios quien, me consta por conocidos
comunes, es una persona normal, cercana, cordial y con un largo bagaje tanto en
lo político como en lo privado que hacen de él un candidato digno cuyo rostro
no habría necesitado de ningún retoque para reforzar su credibilidad. Es por
ello que, considero, ha sido un inmenso error afeitar su característica barba
entrecana o borrar con Photoshop unas arrugas de expresión cinceladas
por muchos años de experiencia y que sus asesores de campaña han retocado
drásticamente en un intento de aproximar su rostro al de un jovencito que acaba
de salir de la universidad y utiliza su foto de la orla para darse a conocer en
los mentideros políticos.
Creo que al señor Puig le han malaconsejado al no
dejarle transmitir la verdad de sus facciones, sin retoques ni artificios, en
la cartelería que en muy pocos días inundará las provincias de Valencia,
Castellón y Alicante. Un mal consejo que no sólo afecta a Ximo Puig sino a muchos
políticos de tantos otros partidos, pues no es mi intención –válgame Dios–
censurar o ridiculizar al candidato socialista por mucho que en las pasadas
primarias de marzo de 2014 no le otorgara mi apoyo y me decantara por la
juventud y las innovadoras propuestas que aportaba su rival, Toni Gaspar
a quien Puig derrotó por un amplio margen de casi el doble de votos.
Si bien en aquellos días de campaña me decantaba
en mis escritos por rejuvenecer el socialismo valenciano y apostaba por dar
paso a nuevos políticos que no hubieran tenido un peso específico en las
legislaturas anteriores (en las que el PSPV-PSOE fue perdiendo fuerza
durante dos largas décadas de oposición), sin duda no era un
rejuvenecimiento a golpe de Photoshop lo que entonces tenía en mente.
Sé que ya no llego a tiempo, pero tras contemplar
una vez más la foto promocional del candidato socialista (a quien le deseo la
mejor fortuna con tal de que la derecha abandone de una vez por todas la
poltrona que ha endeudado a nuestra comunidad durante cuatro nefastos lustros), le
aconsejaría que, si aun está en sus manos, cambie esa imagen retocada por otras
que le muestre tal cual es y no con esa cara tan tersa, artificialmente
rejuvenecida e impropia de alguien que nació en 1959.
Alberto Soler Montagud
Médico y escritor
Médico y escritor
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