lunes, 29 de octubre de 2012

UN NOBEL DE LA PAZ PARA UNA EUROPA EN 'GUERRA'







El viernes 12 de octubre, el Comité Noruego encargado de la selección y concesión de los premios Nobel, otorgó el de la Paz 2012 a la Unión Europea   por su trabajo para conseguir la "la paz, la democracia y los derechos humanos" en Europa tras la II Guerra Mundial, y porque el concepto de "guerra continental" haya evolucionado hasta convertirse en "paz continental". No obstante, aunque la paz y la reconciliación europea tras la Segunda Guerra Mundial sean un hecho, así como también la plena democracia (con la caída del Muro de Berlín), algo debe estar sucediendo cuando la concesión está siendo cuestionada por inoportuna e inmerecida.




También hay guerras sin tiros



Aunque casi siete décadas ininterrumpidas avalen la paz en Europa, hay un amplio sector convencido de que el Viejo Continente está inmerso en una ‘guerra’ económica en la que los países del norte han 'invadido' a los del sur al imponerles unas condiciones que los sumirán en la pobreza y les harán depender de ellos (y de sus bancos) durante decenios.


Así planteado nos encontramos con la paradoja de que, mientras los países del sur europeo sufren severas restricciones en materias de salud, educación, salarios, pensiones, subsidio al desempleo y otras partidas sociales, a la Unión Europea se le concede el Nobel de la Paz para premiar el arraigo de “la paz, la democracia y los derechos humanos” en su territorio, precisamente los mismos derechos que ahora se vulneran para combatir la crisis.


Un premio al neocapitalismo liberal

Es posible iniciar una ‘guerra’ si se dispone de un ordenador, las órdenes oportunas de quienes controlan el dinero, unas entidades financieras prestas a colaborar con los poderosos y unos paraísos fiscales donde guardar inmensas fortunas de capitales evadidos. Si a todo esto le sumamos la aplicación de unas políticas neoliberales que propicien la masacre de las clases medias hasta hacerlas desaparecer (sin necesidad de utilizar armas) observaremos como las tasas de pobreza aumentan y como se marcan unas diferencias abismales entre los ricos y los pobres confirmándose que tras un conflicto bélico (tradicional o económico) las clases altas incrementan sus patrimonios y riqueza en la misma proporción en que las clases bajas sucumben a la pobreza.

Si bien en nuestra 'guerra' no habrá millones de muertes (afortunadamente) sí que surgirán millones de damnificados por la debacle socioeconómica iniciada en 2008 que convertirá a las clases medias y bajas del sur de Europa en una legión de indigentes sumisos y menesterosos.

Por todo ello, tal vez la concesión del Nobel de la Paz deba contemplarse como una injusticia trasvestida de farsa protocolaria por lo que de reconocimiento y ensalzamiento del capitalismo neoliberal lleva implícito.


Un Nobel polémico

Pero aun hay más. Desde hace años, el Nobel de la Paz se ha visto envuelto en un aura de polémica tras haber sido concedido a ciertas y controvertidas  y controvertidas personalidades como fue el caso de Henry Kissinger (1973) quien participó activamente en el 'Plan Condor' para instalar dictaduras en America Latina; o también Yasser Arafat (1994), uno de los ideólogos responsables del asesinato de 11 atletas israelíes en los Juegos Olímpicos de Munich en 1972; y más recientemente Barack Obama en cuyo caso se premió más las intenciones y proyectos que no unos logros aun hoy inexistentes.


Paz y venta de armas

Otra razón por la que el Nobel de la Paz de 2012 ha sido cuestionado es porque Europa sea uno de los mayores exportadores mundiales de armamento. Y tiene su enjundia el asunto. Vaya si la tiene, pues concederle un premio a la paz a quien vende armas para la guerra es una paradoja tan absurda como los son aquellas guerras que se justifican por emprenderse 'en nombre de la paz'.

Nos encontramos ante la exhibición de una doble moral tan farisaica que, llevada a extremos surrealistas, podría contemplar algún día la concesión de un Nobel de la Paz a la industria armamentística por su contribución a la paz en el mundo. 


Ser y no ser al mismo tiempo

Así como Aristóteles proclamaba que “no se puede ser y no ser algo al mismo tiempo y bajo el mismo aspecto”, no parece lógico (ni ético) fundamentar la concesión de un premio a la paz en base a la consolidación de los mismo derechos humanos que hoy son vulnerados en Grecia, España, Portugal o Italia.

Tampoco es de recibo (ni decente) argumentar que desde el fin de la II Guerra Mundial no ha habido conflagraciones en Europa siendo que aun resuenan los ecos de la guerra civil de la antigua Yugoslavia (un conflicto que la UE no pudo impedir), también cuando la Unión Europea tolera (y hasta alienta) guerras que hoy tienen lugar allende nuestras fronteras. 

Que Europa tenga una importante fuente de ingresos procedentes de la ventas de armas, es la guinda que engalana una tarta no tan dulce ni rica como nos la quieren presentar por muchos premios Nobel que se le concedan


Colofón

Cobra un nuevo sentido la frase de Francisco de Quevedo que, sabia e intemporalmente, proclamaban que “la hipocresía exterior, siendo pecado en lo moral, es una gran virtud política”

Alberto Soler Montagud



martes, 23 de octubre de 2012

EL PSOE VA MAL, MUY MAL





Elena Valenciano da la cara tras la 
debacle electoral gallega y vasca



Tras los reveses electorales de Euskadi y, sobre todo, de Galicia, queda meridianamente claro que el socialismo, o mejor, la socialdemocracia española y el partido mayoritario que la representa necesitan urgentemente una reestructuración de tanta envergadura como la que en su día sucediera con la refundación de Alianza Popular y quien sabe si tan drástica como la autoinmolación de la UCD.



Debacle electoral

La debacle en las urnas gallegas y vascas ha sido terriblemente premonitoria de lo que le puede aguardar a un partido, el socialista obrero español, que hace tiempo hizo aguas y que, hoy por hoy, no se comporta ni transmite la imagen de una verdadera alternativa de gobierno.



Las artimañas de la derecha neoliberal

Mal que les pese a muchos, el conservadurismo neoliberal juega muy bien sus cartas y ha sabido comerle terreno al PSOE al enarbolar la bandera del centrismo cuando así les ha convenido. Igualmente, los populares pasan a actuar como la derecha que son (incluso dura, aunque no lo reconozcan) ante aquellos que añoran una mano fuerte que devuelva a la patria las buenas costumbres perdidas. Tantas facetas pueden mostrar los neoliberales que hasta dicen ser “el partido del pueblo” cuando les conviene mentir en esa dirección a unos obreros que incomprensiblemente mantienen en la poltrona a quienes les empobrecen cada vez que votan a un partido que nunca les ha representado. 

Consideremos que si cientos de miles de obreros españoles (muchos de ellos en el paro) han votado (y volverían a votar) a la derecha algo muy mal debe estar haciendo el PSOE y algo muy grave sucede en el PSOE.


Actuar como un verdadero partido de izquierdas

Nada más lejos de mi intención proponer a los socialistas que utilicen las capciosas estratagemas que usa la derecha. Más bien sería al contrario, pues así como la derecha obtiene votos si se muestra como no es, el PSOE los ganaría si actuara como un auténtico partido de izquierdas.

Muchos de los que hoy se abstienen, probablemente votaran a una opción  socialdemócrata si fuera lo suficientemente honesta como para creer en ella.

Es por ello que le sugiero al PSOE que se autoevalúe, que tenga capacidad de autocrítica y que se invista de un auténtico espíritu de renovación. No ya dirigido solo a cambiar nombres de hombre y mujeres sino a enmendar y transformar el partido.

Tal vez el PSOE podría resolver un elevado porcentaje de sus problemas  solo siendo consecuente con sus siglas.


Los objetivos del PSOE
Tres deberían ser los objetivos prioritarios de lucha por parte del Partido Socialista Obrero Español: uno dirigido a desmontar las mentiras del Partido Popular; el segundo encaminado a acabar con la ‘abstención’  y el tercero centrado en el propio partido considerándolo como un problema que hay que resolver sin dilación.
Si el partido socialista consiguiera reaccionar hasta clarificar sus ideas; si hubiera unas auténticas primarias en las que los números uno de las listas se decidieran desde abajo; si el programa electoral naciera de las bases y no lo elaborara el aparato; si se analizara a fondo la abstención; si todo esto se tuviera en cuenta, otro gallo le cantaría al PSOE. Y también al PP. 
Sin duda alguna.

Un PSOE con ideas renovadas y caras nuevas

La situación es tan grave en el seno del PSOE que no basta con dar un ‘golpe de timón’ y corregir el rumbo cuando tal vez lo que hay que cambiar es el timón, el piloto y también al capitán. Sustituir a los oficiales y hasta el último marinero que no hagan bien su trabajo. Y si fuera necesario, cambiar incluso la nave .

Solo después se podría construir una socialdemocracia sin tapujos que se mostrara como un auténtico partido socialista y obrero de izquierdas. Un partido con caras nuevas y con ideas renovadas.


Alberto Soler Montagud


lunes, 15 de octubre de 2012

¿EL 'PIJO' NACE O SE HACE?







Difícil cuestión la planteada en el titular de este artículo habida cuenta de que los genetistas aun no se han puesto de acuerdo sobre la existencia o no de un gen responsable del fenotipo del ‘pijo clásico’ y de la transmisión a la descendencia de los rasgos que identifican a esta tribu urbana obsesionada por la apariencia.

Antes de entrar en materia habría que dar un tirón de orejas al portavoz adjunto del Grupo Popular en el Congreso, Rafael Hernando, por defender la existencia de un subgrupo de pijos (él los llama ‘pijos ácratas’) que la ciencia sociológica aun no contempla en su actual clasificación de estos especímenes.


Definición de ‘pijo’

La sociología consensúa que los pijos son unos elementos singulares, elitistas, por lo general urbanitas, ególatras, satisfechos con su imagen y con un ego reforzado por la fortuna familiar y edulcorado por los zalameros cumplidos que desde la infancia les prodiga el servicio doméstico (sobre todo la tata, la única desclasada a quien permiten el tuteo). En sus relaciones interpersonales, los pijos son rematadamente clasistas, propensos al trato  distante con las castas inferiores y crueles con los advenedizos a quienes rechazan con indisimulado desdén.


Adolescencia y madurez

Curiosamente, las características definitorias del pijo adolescente no se ajustan a un patrón fijo y el aspecto y comportamiento de estos jovencitos (as) varía conforme transcurren las décadas. Así, por ejemplo, los pijos adolescentes de los años 70 no se parecen en nada a los de los 90 ni estos guardan similitud con los pijos del nuevo milenio que hoy pululan por los Starbucks.

Sin embargo, una vez se alcanza el punto de inflexión que coincide con la mitad de la treintena (en los varones) y más precozmente en las mujeres (como promedio, cinco años antes), los pijos y pijas tienden a homogeneizar sus rasgos y empiezan a parecerse entre si independientemente de la década en que hayan nacido. Así, un pijo maduro de los años setenta puede guardar un gran parecido (incluso mucho) con uno del siglo XXI.


Cuando el pijo funda una familia

Es frecuente ver pasear a los pijos maduros (ellos calzados con ‘sebagos’ y ellas con unos ‘manolos’ de Manolo Blahnik) por las zonas bien de las ciudades, y también circular al volante de unas rutilantes berlinas (generalmente BMW o Audi) que a veces cambian por un todo terreno (tipo Porsche-Cayenne) cuando llega la descendencia y necesitan trasladarse con su mujer y una troupe de pijitos a quienes visten –pobres niños- con ropa cara e idéntica para todos ellos, algo que a la larga repercute en la maduración psicológica de su individualidad y acelera su evolución de pijito a pijo.

Si se es observador, es fácil encontrar unidades familiares pijas al completo paseando los sábados por la tarde por las zonas pijas que ellos legitiman en cada cuidad  y que posibilitan encuentros fortuitos con amigos y/o papás de amiguitos de los niños que, como ellos, van o vienen de la misa vespertina de ocho. 


Mar y montañas nevadas

Destaquemos que los pijos no son partidarios de la tradicional misa dominical de doce porque les encanta el mar y porque su afición a navegar también la consideran sagrada . Y como no se puede repicar en el mar e ir a misa en tierra firme al mismo tiempo..., pues a Dios lo que es de Dios y al patrón su yate.

Pero además de la llamada del mar, el pijo auténtico siente la imperiosa necesidad de esquiar y lucir un bronceado intenso en invierno que certifique sus escapadas a Baqueira, donde suelen tener casa propia o bien una chocita que les presta papá o incluso algún tito (generalmente su padrino bautismal) que apenas la utiliza.


Monísimos y monísimas de la muerte

Los pijos y pijas están convencidos de que su vida es vida feliz, sin apenas complicaciones y como una especie de Nirvana pletórico de óseas donde el pijo flotan ajeno a la realidad de esos tristes mortales que los dioses no escogieron para vivir en el Olimpo como él.

Sin embargo, aunque así planteado todo apunta a que los pijos y las pijas son unos prototipos paradigmáticos de la superficialidad, al margen de que sean unos especímenes ‘estúpidos de la muerte’ o que miren al prójimo por encima del hombro, que voten al PP con fervor adocenado y que se afilien a Nuevas Generaciones apenas se creen en posesión de cierto uso de razón, no sería de justicia ocultar que los pijos y las pijas tienen también cosas buenas: por ejemplo, lo bien que huelen los pijos (a veces demasiado) a perfume caro, lo limpios que se les ve y lo stupendos que les sientan los uniformes y complementos que ciertas marcas diseñan para ellos y ellas, como ocurre con Ralph Lauren, Tommy Hilfiger, Loewe…, así como otras que pocos conocen excepto los ‘más de lo más’ que valoran la exclusividad de Gant o de Hackett.






Colofón

Antes de finalizar este artículo, quien lo firma quiere someter a la consideración de los lectores tres cuestiones que le inquietan. Las tres guarda relación con el pijo varón.

1- ¿Si hace mucho frío, un pijo llega a ponerse alguna vez ese suéter que lleva colgado a los hombros y con las mangas anudadas por delante, o aguanta el tipo y la estética incluso si nieva?




2- ¿Existe alguna relación entre la devoción por la gomina que profesan los 'pijos' y aquella moda que hizo furor durante el franquismo de untarse el cabello con brillantina en la más pura estética joseantoniana?

3- ¿Sociológicamente, sería aceptable incorporar un subgrupo de 'pijos post-maduros y peri-seniles' que incluyera ciertas muestras sociológicas como el prototipo mariocondesco?


https://twitter.com/TitanSoler


martes, 9 de octubre de 2012

COSPEDAL DE PEREGRINA Y SORAYA CON 'LOOK' DE NOVICIA, EN EL VATICANO





¡Por Dios... si Soraya parece una novicia!

"Me hace mucha ilusión venir como peregrina a Roma", dijo María Dolores de Cospedal con motivo de su viaje al Vaticano para asistir a la proclamación como doctor de la Iglesia de San Juan de Ávila por el papa. "Es importante destacar que [Juan de Ávila] fue un hombre que hizo de la enseñanza una profesión y es conocido por la creación de innumerables colegios y por garantizar los conocimientos, sobre todo, a los más pequeños”. Cuan improcedente y de mal gusto es que en España se les conceda tanta importancia (ahora más que nunca en democracia) a las noticias generadas por el catolicismo. 

La ilusión de Cospedal

Es respetable la ‘ilusión’ de la presidenta manchega por ir a Roma y disfrutar con el doctorado concedido (a título póstumo, pues el homenajeado falleció en el siglo XVI) a un santo de su tierra, pero a un considerable sector de la población nada le importa el alborozo místico de una señora que debería guardar para su intimidad un fervor religioso que nada tiene que ver con el cargo público que ostenta, pues por mas que el dogma de Roma se imponga como religión oficiosa en nuestro país, no deja de ser una creencia como otra cualquiera cuyo solo enaltecimiento discrimina al resto de las confesiones.
Doctores tiene la Iglesia
Puestos a rizar el rizo, parece grotesco que se celebre el ‘doctorado’ de nadie (aunque sea un santo) cuando a los jóvenes doctores y doctoras de nuestro sufrido país se les está recortando la ilusión y el presupuesto para la investigación y se les fuerza a emigrar a países donde se valoren sus conocimientos por no quedarse en el suyo para, con suerte, trabajar a media jornada en un supermercado después de leer su tesis doctoral. Dejo constancia de que lo que acabo de exponer es un caso real y no una boutade literaria.
Rizando aun más el rizo, considero un patinazo de padre y muy señor mío que, en plena euforia romana, la señora Cospedal enfatizara en lo mucho que Juan de Ávila hizo por la enseñanza y elogiara a los maestros y el arte de enseñar en contraposición con los brutales recortes que el partido que representa aplica a la enseñanza y a quienes la ejercen como profesión.






Si una foto hecha anteayer parece de los años cuarenta, 
algo muy grave está sucediendo.


De ilusión también se vive
Al igual que María Dolores de Cospedal habló en rueda de prensa de la “ilusión [que le hacía] ir a Roma”, quiero dejar constancia de otras ilusiones tanto o más importantes, concretamente de las mías.
Me haría ilusión que no no nos gobernaran políticos que, como la presidenta Cospedal, se ponen peineta y van de luto a procesiones como si aun viviéramos en la España del nacionalcatolicismo.
Me haría ilusión que quienes representan 'al pueblo' no hicieran ostentación  de sus creencias religiosas al mismo tiempo que ejercen su cargo.
Me haría ilusión que la derecha respetara a los jueces que defienden las libertades tanto como a los que condenan el aborto, aunque en ambos casos los magistrados plasmen su postura personal.
Me haría ilusión que la muralla más altas e infranqueable que se construyeran en nuestra nación se destinara a separar, de una vez por todas, a la Iglesia católica del Estado.
Me haría ilusión que los obispos se abstuvieran de dar unas opiniones que la mayoría no les pide.
Me haría ilusión que los informativos no le concedieran a la Conferencia Episcopal más espacio ni más tiempo que el que recibe, por ejemplo, la Iglesia Mormona Española.
Me haría ilusión que la señora Cospedal no alardeara de su “ilusión” por ser 'peregrina' si su ‘peregrinaje’ (que no es a pié sino en avión y con escoltas) lo pagamos con nuestros impuestos los recortados contribuyentes.
Colofón
Todo esto me haría ilusión, pero soy sensato y consciente de que 'de ilusión, también se vive'.

martes, 2 de octubre de 2012

LOS ANTIDISTURBIOS NO SON PSICÓPATAS







La actuación de las fuerzas policiales, y en especial la violencia con que procedieron algunos agentes en las manifestaciones vinculadas al 25-S, ha reavivado una polémica que tilda a los policías de represores cuando no son mas que unos funcionarios pagados por el Estado para que mantengan el orden amén de ejecutar ciertos 'trabajos' que a nadie le apetece hacer. Es así como nace la hipocresía de quienes condenan la violencia y al mismo tiempo la aprueban, a veces en silencio, mientras sean otros quienes se manchen las manos de mierda y aporreen a la gente.



Polis buenos, polis malos

Es obvio que en el cuerpo policial habrá individuos despiadados que disfrutarán al cargar contra los ciudadanos, pero no olvidemos que también encontraremos individuos así en el gremio de horneros, maestros, taxistas, abogados, fontaneros, sacerdotes y, en suma, en todos los colectivos sociolaborales habidos y por haber.

Aunque hay quienes insisten en que todo se resolvería desenmascarando a los ‘policías malos’ y apartándolos del servicio (algo que de hecho ya se hace), que nadie se lleve a engaño, pues quitarle la placa a todos los 'polis malos' no resolvería el debate existente a colación de la violencia policial y solo serían 'polis buenos' quienes repartieran leña entonces si así se les ordenaba. No van por ahí los tiros, ya que solo quienes gobiernan y dan las órdenes tienen en sus manos evitar que con “la razón de la fuerza” se reprima violentamente la “la razón que esgrimen los débiles”. 

Los policías solo son ejecutores sin mas responsabilidad que la inherente al incumplimiento de su trabajo o de la normativa que lo regula.


Peones en un tablero de ajedrez

Cuando a una Unidad de Intervención Policial se le ordena el desalojo de una plaza que está ocupada por manifestantes, no se espera que los antidisturbios 'piensen' sino solo que limpien la zona a intervenir. Y si se les pide que actúen con 'contundencia', los policías deberán obedecer sin rechistar porque son los peones de un juego de ajedrez cuyas piezas mueven los mandos policiales, los delegados de Gobierno y el ministro del Interior.

Que algunos agentes puedan ser unos ‘psicópatas’ con casco y porra sería tan irrelevante como que un porcentaje de alborotadores antisistema (entre los cuales habrá también ‘psicópatas’) se entremezclen con los manifestantes y cometan tropelías. Si en base a estas conjeturas llegáramos a la conclusión de que 'todos' los policías son unos matones con licencia y 'todos' los manifestantes unos hijos de puta que queman contenedores y revientan marchas pacíficas, sin duda estaríamos cometiendo un error.


Estrés agudo policial

No es mi objetivo defender la labor de los policías ni tampoco criminalizarlos, sino solo analizar su trabajo en un contexto sociológico concreto y dejar claro que las responsabilidades habrá que exigirlas a quienes mueven las piezas y dirigen el cotarro.  

Independientemente de ello, quiero dejar constancia de que estos funcionarios públicos se huelen exponenerse a situaciones límite en las que dos estímulos contradictorios (lo que “me ordenan” mis superiores, versus lo que me dicta “mi conciencia”) desencadenan unas respuestas atávicas inherentes a la condición más irracional del ser humano. Son reacciones que van asociadas a los mecanismos que regulan el estrés y el instinto de supervivencia. Pero este es un tema sobre el que ya escribí en febrero de 2012 en un artículo al que remito desde aquí y en el que no insistiré.


La policía cumple órdenes

Partamos pues de la base de que un policía ejecuta lo que se le ordena y que de él (o de ella) no se espera que piense sino solo que obedezca. 

Sopesemos también que los cuerpos policiales son necesarios para garantizar el orden social en cualquier sistema, ya sea el más democrático como el más dictatorial. Siempre ha sido así y  lo seguirá siendo.

Tengamos en cuenta por último la necesidad de que las actuaciones policiales se ajusten a unas leyes que garanticen las libertades y los derechos de los ciudadanos y que no es misión de los policías elaborar dichas leyes ni enjuiciarlas. Igualmente sucede con las órdenes que reciben: se cumplen y punto.


Policía represiva y policía democrática

La diferencia entre un estado policial represivo y otro democrático estriba en que, en el segundo, no se vulneran las libertades del individuo y se promueve aquello que lo caracteriza y define como un Estado de Derecho.

En este contexto, no importa lo que piensa el policía cuando ejecuta una orden sino que los altos mandos que las dan respeten las reglas democráticas, asuman su responsabilidad y actúen solo el beneficio de la sociedad y no para un rédito político o incluso personal.

No son los funcionarios policiales quienes puede crear un ambiente de estado represivo sino solo sus superiores y los gobernantes.


Un lenguaje de ‘signos’

Cuando un ministro de Interior, delegado de Gobierno o jefe policial ordena disolver una manifestación, está transmitiendo el doble mensaje de exhibir el poder que ostenta y al mismo generar miedo en los manifestantes para poder controlarlos y disuadirlos de futuras reivindicaciones. Es el poder de la coerción al amparo por la ley.

Del mismo modo, cuando un manifestante lanza piedras contra los antidisturbios, quema contenedores o rompe escaparates, amén de su vandalismo (equiparable a la violencia policial en el lenguaje de signos que ambos comparten) transmite a quien gobierna un mensaje de desacuerdo. 

Se establece así un diálogo, que casi siempre tiene su génesis en las desigualdades y en la injusticia social, y que está caracterizado por una violencia que a su vez genera violencia y solo con violencia se puede (y a  veces se quiere) combatir. 

No olvidemos que la violencia es una carretera que tiene dos sentidos. Como también lo es el diálogo.


Colofón

Los principales responsables de las salvajadas que se produjeron en Madrid el 25 de septiembre y de la impunidad de algunos funcionarios policiales (con el rostro oculto y sin el número de su placa visible) que vulneraron la normativa, son quienes les dieron órdenes y luego defendieron su “excelente” actuación con una hipócrita postura que cargó responsabilidades en los manifestantes violentos (que los hubo, como también policías disfrazados de manifestantes que presuntamente excitaban a las masas) y apenas sobre el oficial de policía que ordenó a los antidisturbios entrar en la estación de Atocha y con el resultado de apaleamientos a ciudadanos que no se habían manifestado y solo esperaban la llegada de un tren.