jueves, 8 de enero de 2015

Sonia Castedo, chulería incluso en su dimisión







Sonia Castedo ha dejado de ser alcaldesa de Alicante, pero no porque el PP la haya suspendido de militancia ni obligado a dimitir, pues es difícil echar a alguien que dice de si misma: «cuando Sonia Castedo hace algo, lo hace cuando le apetece, cuando ella lo decide y sin avisar». Y efectivamente, así ha sido como ha actuado, casi sin avisar y anunciando que se iba a través de Facebook. La arrogante dama ha dimitido de su cargo sin acudir siquiera al pleno extraordinario y monográfico de su renuncia aunque, al parecer, piensa comparecer el próximo sábado en el programa Un Tiempo Nuevo de Telecinco, para dar la cara en una entrevista que promete ser jugosa.

Recordemos que Sonia Castedo  sucedió en la alcaldía alicantina al polémico Luis Díaz Alperi, quien, tras dimitir, la propuso para el cargo en 2008, tres años antes de que la Fiscalía Anticorrupción acusara a ambos de tres delitos urbanísticos –presunto cohecho, información privilegiada y tráfico de influencias– en beneficio del empresario Enrique Ortiz.

Desde que accedió al más alto cargo del Ayuntamiento de Alicante, el talante de Sonia Castedo se ha caracterizado por una arrogancia jactanciosa, desafiante y prepotente, sobre todo al defenderse obstinadamente de las acusaciones que le atribuyen presuntos delitos de corrupción.

Muy lejos de adoptar una actitud humilde, la hasta ahora alcaldesa siempre ha destacado por su talante altanero, rayano muchas veces en los límites de la corrección que debería imperar en los plenos municipales. Recordemos algunas de sus perlas de hemeroteca: «Vaya finalizando, bombón», «En Alicante hay cosas que huelen muy mal, y que el agua, a veces no les vendría mal encima», «La muerta viviente huele mejor que usted» o «Manolete, Manolete, si no sabes torear, pa' que te metes».

Desde un punto de vista psicológico, Sonia Castedo exhibe rasgos compatibles con los de esos políticos prepotentes, proclives a aparentar una imagen por encima de sus posibilidades y que, al ser conscientes de sus carencias, adoptan como defensa la estrategia del desafío. En cierto modo, quienes así actúan suelen evidenciar un narcisismo que les impele a destacar en su aspecto físico, ser arrogantes y necesitar ser quienes digan la última palabra. Su actitud altiva les convierte en proclives a una impulsiva imprudencia que, con frecuencia, les hace cometer errores.

Dejo constancia de que no es mi intención hacer un perfil psicológico de la señora Castedo (carezco de datos y ni siquiera la conozco) sino simplemente exponer que ciertos rasgos que la caracterizan en sus comparecencias, como personaje público que es, hipotéticamente podrían encajar con algunos de los expuestos.

A finales del verano de 2014, la presentadora y escritora valenciana Núria Roca hizo en su blog unas explosivas declaraciones afirmando que Castedo  «me cae muy mal […] le tengo manía y detesto todo lo que representa. Personalmente me provoca un enorme rechazo» «Lo que usted, Sonia Castedo, me provoca es vergüenza y [convierte a sus jefes en] cómplices al no ser capaces de echarla de su partido». «Para mí usted no es una presunta choriza, es una choriza sin paliativos». La aun entonces alcaldesa de Alicante, demandó por injurias a Nuria Roca quien, poco después, le propuso una entrevista en su programa de radio matinal con la intención de hacer las paces en directo, invitación que Sonia Castedo declinó; sin embargo sí que ha aceptado la invitación de Sandra Barneda para acudir a Telecinco en un programa y horario estrella para explicar el por qué, o los porqués, de su dimisión. Estaremos atentos a la exclusiva.




Alberto Soler Montagud
Médico y escritor

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