Sonia Castedo ha dejado de ser alcaldesa de Alicante, pero no porque el PP la haya
suspendido de militancia ni obligado a dimitir, pues es difícil echar a alguien
que dice de si misma: «cuando
Sonia Castedo hace algo, lo hace cuando le apetece, cuando ella lo decide y sin
avisar». Y
efectivamente, así ha sido como ha actuado, casi sin avisar y anunciando que se
iba a través de Facebook. La arrogante dama ha dimitido de su cargo sin acudir siquiera al pleno extraordinario y monográfico de su renuncia aunque, al parecer, piensa comparecer
el próximo sábado en el programa Un Tiempo Nuevo de Telecinco, para dar la cara en una entrevista que promete ser jugosa.
Recordemos que Sonia Castedo sucedió en la alcaldía alicantina al
polémico Luis Díaz
Alperi, quien, tras dimitir, la propuso para el cargo en 2008, tres años
antes de que la
Fiscalía Anticorrupción acusara a ambos de tres delitos urbanísticos –presunto
cohecho, información privilegiada y tráfico de influencias– en beneficio del
empresario Enrique Ortiz.
Desde que accedió al más alto cargo
del Ayuntamiento de Alicante, el talante de Sonia Castedo se ha caracterizado
por una arrogancia jactanciosa, desafiante y prepotente, sobre todo al
defenderse obstinadamente de las
acusaciones que le atribuyen presuntos delitos de corrupción.
Muy lejos de adoptar una actitud
humilde, la hasta ahora alcaldesa siempre ha destacado por su talante altanero,
rayano muchas veces en los límites de la corrección que debería imperar en los
plenos municipales. Recordemos algunas de sus perlas de hemeroteca: «Vaya
finalizando, bombón», «En Alicante hay cosas que huelen muy mal, y que el agua,
a veces no les vendría mal encima», «La muerta viviente huele mejor que usted» o «Manolete, Manolete, si no sabes torear, pa' que te metes».
Desde un punto de vista
psicológico, Sonia Castedo exhibe rasgos compatibles con los de esos políticos
prepotentes, proclives a aparentar una imagen por encima de
sus posibilidades y que, al ser conscientes de sus carencias, adoptan como
defensa la estrategia del desafío. En cierto modo, quienes así actúan suelen
evidenciar un narcisismo que les impele a destacar en su aspecto físico, ser
arrogantes y necesitar ser quienes digan la última palabra. Su actitud altiva
les convierte en proclives a una impulsiva imprudencia que, con frecuencia, les
hace cometer errores.
Dejo constancia de que no es mi intención hacer un perfil
psicológico de la señora Castedo (carezco de datos y ni siquiera la conozco)
sino simplemente exponer que ciertos rasgos que la caracterizan en sus
comparecencias, como personaje público que es, hipotéticamente podrían encajar
con algunos de los expuestos.
A finales del verano de 2014, la presentadora y escritora
valenciana Núria Roca hizo en su blog unas explosivas declaraciones
afirmando que Castedo «me cae muy mal […] le tengo manía y detesto
todo lo que representa. Personalmente me provoca un enorme rechazo» «Lo que
usted, Sonia Castedo, me provoca es vergüenza y [convierte a sus jefes en]
cómplices al no ser capaces de echarla de su partido». «Para mí usted no es una presunta choriza,
es una choriza sin paliativos». La aun entonces alcaldesa de Alicante,
demandó por injurias a Nuria Roca quien, poco después, le propuso una entrevista en su
programa de radio matinal con la intención de hacer las paces en directo,
invitación que Sonia Castedo declinó;
sin embargo sí que ha aceptado la invitación de Sandra Barneda para acudir a
Telecinco en un programa y horario estrella para explicar el por qué, o los
porqués, de su dimisión. Estaremos atentos a la exclusiva.
Alberto Soler Montagud
Médico y escritor
Médico y escritor
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