Sorpresiva, simultánea y casi
sincrónicamente, Cuba y EEUU anunciaron el pasado miércoles día 17 la
reanudación de unas relaciones diplomáticas inexistentes desde hace más de
medio siglo. Hubo además gestos trascendentes como un canje de presos acusados
de espionaje por ambas partes, así como el anticipo de futuros acuerdos que
dejan entrever negociaciones previas.
De ciencia ficción habríamos
considerado hace unos días las declaraciones de Raúl Castro autorizando «de manera unilateral […] la
excarcelación de personas sobre las que el Gobierno de los EEUU había mostrado
interés», y que
un día antes, Obama hubiera
mantenido una larga conversación telefónica con el dirigente cubano (con bromas
incluidas) con la que se reanudaba la relación entre ambos países tras casi
sesenta años de hostilidades y bloqueo. Aunque tras la larga plática telefónica
Obama dijera que era «demasiado
pronto» para programar una
visita a La Habana (o para invitar a Castro a Washington), lo importante es que
llegara a plantearse un encuentro entre ambos dirigentes.
Sin haberme repuesto aun de la sorpresa, me atrevo
a analizar los posibles porqués del anuncio del derribo de ese simbólico muro
de noventa millas de mar que separan a la isla caribeña del continente
americano.
La primera conclusión a la que he llegado es que,
tras el fracaso del proyecto cubano que durante décadas ha seguido a la
Revolución castrista (en buena parte como consecuencia del bloqueo
estadounidense), la administración Obama ha optado por la taimada solución de
ofrecer gestos de buena voluntad a los desabastecidos isleños, en principio
haciéndoles llegar los dólares que aporten el medio millón de norteamericanos
que podrán viajar a Cuba como turistas en una especie de invasión pacífica, y además –según se ha pactado– ofrecer unas
mejores telecomunicaciones que incluirían una conexión libre a Internet.
Analizado en frío, es previsible que el objetivo de
Obama sea sustituir la animadversión contra el castrismo por la implantación
de un consumismo que contamine a los
cubanos implantándoles nuevos hábitos, una nueva forma de vida y unas
necesidades de las que difícilmente podrán prescindir una vez se hayan
acostumbrado al libre acceso a bienes de consumo hasta ahora vetados para
ellos.
Parece evidente que el acercamiento entre ambos países es un
hecho milimétricamente diseñado que, en breve, se podría materializar con la
reapertura de sendas embajadas y la instauración de un intercambio comercial
que pusiera punto y final al bloqueo. De hecho, la liberación de 53 presos
políticos ha sido un gesto que presagia cambios favorables que, no obstante, en
nada agradan a los republicanos ni a los cubanos anticastristas de Miami,
problema interno que la administración Obama deberá resolver conforme mejor
sepan se les permita.
En los futuros pactos, es de pura lógica que el objetivo de los
EEUU será exigir a Cuba que reconozca a la oposición anticastrista, que
legalice partidos políticos y que convoque elecciones democráticas, algo que,
aunque tarde en llegar, Obama y quienes le sucedan deberán negociar dejando de
financiar a la resistencia cubana exiliada en Miami, al tiempo que se implantan
nuevas empresas en Cuba, se abren las fronteras al turismo y se conceder
créditos a la importación de productos procedentes de Norteamérica.
Tal vez la intención de los EEUU sea que el pueblo cubano se
familiarice con un nuevo modo de vivir y acceda a bienes de consumo hasta ahora
vetados. O lo que es lo mismo, poner un dulce en la boca de los cubanos para
que luego, ni Raúl Castro ni cualquier otro dirigente vestido de guerrillero
sea capaz de hacerlos retroceder a la miseria. Muy sibilino y rebuscado parece
ser el plan pergeñado por los norteamericanos, y si no, al tiempo.
Alberto Soler Montagud
Médico y escritor
ResponderEliminarDistinguido Dr. Alberto Soler Montagud:
Usted, además de la buena salud física, biológica, psíquica, sentimental...
seguramente ya conoce algo (y mucho, agrego yo) de por qué, el dinero hace
tan feliz al ser humano.-
Yo no lo sé, pero le aseguro que con un par de billetes en el bolsillo,
soy un poquito más feliz.-
Berlín y Bonn y ya recordaremos a qué "sector" se quería cruzar, cada quien.-
Es muy cierto que mucha gente habla del "bloqueo", pero le aseguro que nosotros,
le enviamos entre otras muchas cosas, cien (100) automóviles Fiat 125 y olvidamos
si fieron abonados o no.-
Gobierno del Gral. Juan Domingo Perón - 1973
Saludo Cordial y Mis Respetos.-
Jorge Luis Argüero - DNI 10.126.940 - 63 años
Ciudad de Buenos Aires - Argentina