Seré breve señor presidente, no por
respetar su preciado tiempo sino por no perder un solo segundo del mío, al
menos ningún segundo más del los estrictamente necesarios para exponerle una cuestión que
me preocupa y repercute en la ciudadanía. Me gustaría, señor Rajoy, que ante el
último escándalo de corrupción y estafa que le ha estallado en las narices a
usted y a los contribuyentes (me refiero a las tarjetas black), actuara como lo haría un presidente de talla de esos que transmiten seguridad, en vez de incomodarnos con sus pasmadas ausencias, dedicarse a leer con apática
retórica lo que otros le escriben y repetir los mantras que sus asesores le
embuten a modo de consignas partidistas más que gubernamentales.
Le censuro, señor Rajoy, la esquiva
actitud que usted y su gobierno han adoptado ante el escandaloso caso de las tarjetas opacas de Caja Madrid, y en
especial al trato preferente que le están otorgando al militante del Partido Popular,
señor Rodrigo Rato; por ello, como
ciudadano que paga sus impuestos, le exijo que se defina ante esta nueva inmoralidad
que nos encumbra una vez más en el podio de la corrupción convirtiéndonos en un hazmerreír
y el país que mas impunidad confiere a quienes malversan el dinero público
en toda la Europa democrática.
Soy consciente de su gran dificultad
para actuar con rapidez y energía en los casos que requieren tomar decisiones
contundentes, por ello me he tomado la licencia de sugerirle dos opciones que
le pueden ayudar a afrontar la realidad y manifestar sin ambages cual es su postura
ante el escándalo protagonizado por el exministro Rato, a quien el juez Fernando Andreu le ha impuesto una
fianza millonaria en euros, tanto a él como a su compinche Miguel Blesa.
La primera opción que le ofrezco es
bien sencilla; se la están pidiendo a gritos incluso desde dentro y de su
partido y se trata de expulsar al señor Rato del PP, una acción
que le conferiría una imagen de autoridad presidencial que le vendría muy bien siendo
que su aceptación popular es paupérrima.
La segunda opción es más delicada
aunque tal vez le sea más fácil de tomar, pues ya ha recurrido a ella con los
apoyos incondicionales que históricamente viene ofreciendo a nefastos
personajes como Jaume Matas, Carlos Fabra o recientemente a Luís Bárcenas. Sólo tendría que enviar desde su smartphone
un mensaje al señor Rato diciéndole:
"Resiste Rodrigo, sé
fuerte. Estoy a tu lado y al lado de Blesa. Nada es fácil y hacemos lo que
podemos. Mañana os llamaré. Un abrazo".
Esta simple acción sería un
acto de coherencia que le haría ganar puntos si, como colofón al mismo,
renunciara usted a la presidencia de Gobierno y decidía convocar elecciones generales
con la consiguiente disolución de las Cortes.
Piénselo bien señor Rajoy. Con esta última actuación se
convertiría usted en el segundo presidente de la democracia que dimite en pleno
ejercicio de sus funciones. ¿Quién le dice que tras su valiente gesta, el
futuro no le deparara el mismo reconocimiento que con el tiempo ha
convertido en mito a Adolfo Suárez?
Insisto, piénselo seriamente don Mariano,
pues tal acción podría darle color a su gris trayectoria y reservarle un lugar
de honor en las enciclopedias del futuro. Además, considere que una retirada a
tiempo para ejercer como funcionario en la plaza de registrador de la propiedad
de Santa Pola de la que es usted excedente, sería un bálsamo que aliviaría el inmenso
estrés que sin duda debe haber acumulado.
Con la congruencia que me
caracteriza, me despido de usted sin desearle parabienes aunque, eso sí, con la
esperanza de que disfrute el resto de sus días la misma suerte a la que
usted y su gobierno han condenado a millones de votantes que creyeron sus
mentiras electorales.
Atentamente.
Alberto Soler Montagud
Médico y escritor
Médico y escritor
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