El pasado verano, Olvido
Hormigos, concejala de un pequeño pueblo toledano, salió del anonimato tras
difundirse un video en el que aparecía masturbándose y que justificó como un regalo para su esposo aunque luego
reconociera haberlo grabado para su amante, el portero de un equipo de fútbol de Primera Autonómica
Preferente
Tras denunciar la concejala
Hormigos al alcalde de Los Yébenes por haber difundido el video en connivencia con el
futbolista, se produjo un Fuenteovejuna en defensa de la edil y adaptado
a los tiempos Internet, con hashtags del tipo #yotambienmemasturbo y #olvidonodimitas
escritos por Esperanza Aguirre, Elena Valenciano y decenas de miles de
personajes públicos y desconocidos.
La metamorfosis de
Olvido
Conforme
se enfrió la noticia, la concejala siguió en Los Yébenes, dio la
cara, salió a la calle y acudió a los plenos municipales aunque manteniéndose en un segundo
plano e intentando recuperar la normalidad de una estabilidad familiar que a
punto estuvo de desmoronarse. Sin embargo, su empeño de llevar una “vida normal” junto a su esposo e hijos se
fue al traste al iniciar una turné televisiva por magazines matinales (es de
suponer que cobrando) para contar su experiencia. Olvido habló por los codos y
dejó entrever que no fue su esposo el destinatario del video erótico (“mi
marido lo ha pasado fatal, pero ha estado conmigo desde el primer minuto y
valoro muchísimo lo que está haciendo”)
sino una persona en quien “confié –fue un error, un desliz”– y que me
dio su palabra de que no lo iba a difundir”.
“Mira quien salta”
Las
ansias de satisfacer un ego voraz y de hacer caja fácil, han acabado por mostrar a Olvido
Hormigos tal cual es y la han hecho acabar en un reality-show televisivo (“Mira
quien salta”) donde se deja ver en bañador junto a personajes de la talla de Lidia Lozano, Víctor
Janeiro, Beatriz Trapote y Raquel Mosquera, poniendo de manifiesto que los caminos de la política son inescrutables.
La edil de Los
Yébenes asegura ser capaz de compaginar la política municipal con su aventura televisiva (“por
mi, hubiera seguido en el ayuntamiento”) sin embargo, ha optado por ha dimitir “porque me han dicho que
al venir al concurso perjudicaba al partido y en el PSOE no ve bien que esté en
el programa”.
Epidemia de
descomposición social en políticos y politiquillos
Con esta nueva muestra de la ética y principios que rigen en la clase política española, comprobamos las
variopintos manifestaciones de la epidemia que afecta a políticos y
politiquillos y repercute en una descomposición de la sociedad al crear un
estado de envilecimiento que puede ser irreversible si no se reacciona pronto y
bien.
En este contexto la señora Hormigos, tras vender una imágen de víctima inocente de una conspiración, de una mujer íntegra y valiente que no quiso dimitir pese a las vejaciones que sufría, ha mostrado su proclividad a la fama fácil y fútil así como su desprecio al compromiso que adquirió con quienes la votaron, la hicieron concejala y la apoyaron al creerla víctima de una conspiración.
En este contexto la señora Hormigos, tras vender una imágen de víctima inocente de una conspiración, de una mujer íntegra y valiente que no quiso dimitir pese a las vejaciones que sufría, ha mostrado su proclividad a la fama fácil y fútil así como su desprecio al compromiso que adquirió con quienes la votaron, la hicieron concejala y la apoyaron al creerla víctima de una conspiración.
La política
española se retrata, de nuevo
Sin embargo, a Olvido
Hormigos se le ha visto fácilmente el plumero.
Además, en su caso, a su partido no le ha sido difícil pedirle la dimisión por su participación en un show televisivo.
¿Por qué entonces este y otros partidos no actúan de igual modo con presuntos implicados en asuntos más graves, por muy presidentes autonómicos que sean o por muy ministros que hayan sido?
¿Tanto cuesta pedirle a un político que se aparte de su cargo, de modo cautelar, mientras se dirime su culpabilidad o inocencia?
Además, en su caso, a su partido no le ha sido difícil pedirle la dimisión por su participación en un show televisivo.
¿Por qué entonces este y otros partidos no actúan de igual modo con presuntos implicados en asuntos más graves, por muy presidentes autonómicos que sean o por muy ministros que hayan sido?
¿Tanto cuesta pedirle a un político que se aparte de su cargo, de modo cautelar, mientras se dirime su culpabilidad o inocencia?
Ni mucho menos se trata de cuestionar la presunción
de inocencia sino solo un ejercicio de lógica racional, tal cual
se hace –por ejemplo–con los policías a quienes se les separa de su puesto cuando son investigados por recaer sobre ellos una sospecha o una acusación.
Prefiero
a Olvido Hormigos que a un secretario corrupto o un chorizo de sangre azul
Puestos a elegir
entre lo malo y lo peor, me quedo con la exconcejala de Los Yébenes porque –al
menos que se sepa– esta señora no ha cometido fraude económico alguno ni tiene
que devolver millones procedentes de las arcas públicas o de prevaricaciones
inherentes a su cargo político.
La prefiero a ella antes que a los barcenas, urdangarines, matas y matos de cualquier pelaje, partido y condición social ya que, el hecho de que a la guapa señora le encante
lucir palmito y le guste el dinero que pagan en la televisión más que a un
tonto un palote (o más que un sueldo de
concejala de pueblo), no le hacen daño a nadie ni quebrantan nada más que su
prestigio aunque, eso sí, también el prestigio de quienes se dedican a la res publica, y hay mucha gente honrada y con un elevado sentido de la ética dedicada a estos menesteres.
Por
cierto: ¿dónde están los buenos políticos que de verdad necesitamos?
Reflexión de despedida
Se
impone una reforma drástica y profunda de las instituciones públicas y una limpieza de quienes desempeñan actividades políticas en este santo país.
Es necesaria una
regeneración, a todos los niveles, que elimine cualquier sombra duda sobre la honradez
y la ética de los servidores públicos, desde el más humilde concejal hasta el
Jefe del Estado.
Pero:
¿Son los políticos
actuales los más adecuados para llevar a cabo una regeneración de tal magnitud,
siendo que son parte de las estructuras que hay que reconstituir hasta conseguir que las instituciones brillen de un modo tan intenso y profundo como lo fueron los suspiros de placer del polémico vídeo mencionado en este artículo?
Alberto
Soler Montagud
Res publica es una expresión
del latín que significa literalmente
“cosa pública” y su uso se vincula
generalmente con los
conceptos actuales de sector público y Estado y
los tradicionales de bien común y procomún.
esoy colapsado... ya no puedo añadir más acepciones a la palabra "político-a"...
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