martes, 12 de junio de 2012

NO HAY RESCATE QUE VALGA, PORQUE ESPAÑA VA BIEN




Antes de entrar en materia, no deberíamos olvidar que la penosa situación económica que atraviesa España no ha sido causada por los ciudadanos que ahora pagan las consecuencias. Gran parte del mal tiene su origen en la tolerancia con que los gobiernos han permitido que la banca creara una burbuja de opulencia que en el último decenio ha atrapado a millones de incautos de las clases medias y bajas imbuyéndoles una necesidad consumista que el gran capital ha alentado hasta extenuarlos.
La locura de la opulencia
Con el comienzo de siglo XXI, gran parte de la población creyó hacer “el negocio de su vida” al comprar compulsivamente casas y pisos a unos precios que no paraban de subir. Era una locura de abundancia y excesos en la que se multiplicaron los créditos y con la que los bancos hicieron fortunas a partir de los intereses y las comisiones cobradas a quienes se endeudaron con unos inmuebles engañosamente sobrevalorados.
La crisis que “no afectaba” a España
Tal era la euforia que, cuando sonaron las primeras voces advirtiendo del peligro que se vislumbraba, los gobernantes hicieron oídos sordos así como se prodigaron con unas declaraciones sesgadas por la irresponsabilidad y la euforia. Dos ejemplos: 1. “La burbuja inmobiliaria no existe […] es un invento de la oposición que ignora que el sector de la construcción es fundamental para nuestra economía” (Cristóbal Montoro, 2003). 2. "Nuestro sistema financiero es el más sólido de la comunidad internacional" (Presidente Zapatero,  2008). Y mientras tanto, la construcción y el sector financiero ganaban ingentes cantidades de dinero y aunque los bancos se endeudaran peligrosamente, se les consentía que, en sus balances, declararan los activos al precio de adquisición y no al valor real de un mercado que irremediablemente iba a la baja.
Comienzan las intervenciones
La situación global se volvió tan desastrosa que los países con peor gestión y una economía más débil (Grecia, Irlanda o Portugal) tuvieron que ser intervenidos. Mientras tanto, y aunque se transmitió la consigna de que España estaba fuera de peligro, el temor hizo mella en la ciudadanía, el paro creció hasta límites alarmantes, el sistema bancario español comenzó a desmoronarse, Europa perdió confianza en España y no hubo más remedio que aplicar los primeros recortes. Lo que vino después es de todos sabido. 
Indicadores económicos de “alerta roja”
En este contexto, cuando giramos en el torbellino de unos indicadores económicos peores cada día que el día anterior, los ciudadanos se sienten defraudados y engañados como unos niños a quienes sus padres ocultan una cruda realidad. Pero lo dramático es que, en nuestro caso, los metafóricos “padres” se muestran incompetentes para asumir esa realidad y  para sacarnos de un agujero donde han permitido que cayéramos. Da la sensación de que, desde hace tiempo, no se esté haciendo nada útil para que el paro descienda y para que la economía se recupere; al menos parece que no se haga nada en beneficio de quienes sufren la crisis mientras se ayuda a quienes la provocaron. Otra faceta que contribuye a generar malestar es que no se esté actuando según las necesidades de España sino obedeciendo las medidas que imponen los líderes económicos de la comunidad europea.
Mentiras arriesgadas.
Hace dos  semanas Mariano Rajoy prometió que no habría un rescate para los bancos españoles e incurrió en una nueva mentira que entraba en sintonía con el incumplimiento de tantas promesas electorales como ha quebrantado el gobierno que preside y que se comporta con los ciudadanos como si fueran borricos con unas enormes tragaderas aptas para engullir sus contumaces falacias. 


A continuación resumiremos las últimas tomaduras de pelo con que el Gobierno cree haber engañado, una vez más, al pueblo soberano:
- Pedir un rescate para la banca española y negarlo disfrazándolo como un crédito (según De Guindos, se trata de “un apoyo financiero que nada tiene nada que ver con un rescate”).
- Hacernos creer que el rescate (“línea de crédito”) solicitado no afectará al déficit público, cuando lo cierto es que el dinero se otorgará al FROB, o sea al Estado, que pasará a ser el único responsable de su devolución
-  Asegurar que esta ayuda sólo implicará condiciones para la banca y no para los españoles cuando es un hecho que varias de las entidades que van a beneficiarse del dinero que se nos ofrece están nacionalizadas o son públicas (sólo para Bankia, recién nacionalizada, harán falta mas de 20.000 millones de euros).

- La desfachatez de De Guindos al decir que el dinero del rescate “ayudará a las familias y a las empresas y servirá para que vuelva a fluir el crédito, para que crezca la economía y se cree empleo”.
-  La dudosa credibilidad de Cristóbal Montoro cuando se ha atrevido a asegurar que “no van a venir los hombres de negro” para controlarnos como ocurre con Irlanda, Portugal o Grecia.
- Plantear el rescate como una buena noticia, como si a España le acabara de tocar un premio gordo con el que se zanja la crisis. Mariano Rajoy ha considerado el “rescate” como un éxito de su política que lo ha convertido en el hazmerreír la prensa internacional. 



Colofón

Como consecuencia de lo planteado, no es de extrañar que los mercados financieros hayan hecho caso omiso del rescate de la banca española y que tanto el parqué madrileño como la prima de riesgo no se hayan recuperado en las primeras sesiones que han seguido a la “buena nueva” que los populares han proclamado como un éxito político de Rajoy y del ministro De Guindos.

Si a esto añadimos que El FMI acaba de dar menos de tres meses de vida al euro si la UE no toma acciones para fortalecerlo, el panorama no puede ser mas preocupante y desalentador.


Alberto Soler Montagud

1 comentario:

  1. Me parece que este blog lo debería leer todo el Mundo, a ver si de una vez se enteran de lo que realmente significa todo esto.
    Explicado con sencillez y claridad.Me ha gustado mucho.

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