En diciembre de 2011 escribí un
articulo (¿Habrá corralito en España? ¿Puede volver la peseta?) que,
curiosamente, ha recibido centenares de visitas esta semana en mi blog. Se da la coincidencia de la publicación en el New York Times de un
apocalíptico artículo firmado por el Nobel de Economía, Paul Krugman, quien
predice que Grecia saldrá del euro a principios de verano (tal vez en junio), unos reintegros
masivos de dinero de los bancos de italianos y españoles y la puesta en marcha
de severas medidas restrictivas (“corralito”) para evitar que ese dinero sea transferido a otros países.
Apocalípticas predicciones de
Paul Krugman
En su artículo, Krugman describe un desalentador
panorama que empezaría con la caída de Grecia y al que le seguiría un corralito en España y repercusiones
en otros países comunitarios que culminarían (en cuestión de meses y no de años)
con la definitiva desaparición de la moneda única en el caso de que
Alemania no cambiara su actual estrategia, atienda a las reclamaciones de España e
Italia y proporcione las garantías suficientes para que bajen los intereses de nuestra
deuda.
Los
“expertos” son más optimistas
Según los expertos en economía, las probabilidades
de que España tenga el corralito pronosticado por Krugman y vuelva a la peseta (o la lira o el dracma en los otros países) serían escasas. Sin embargo, consideremos
que admitir “escasas probabilidades” es los mismo que reconocer la posibilidad de que algo suceda.
Resulta inquietante que las voces más optimistas sean las de los mismos
“expertos” que no hace mucho negaban, por
“improbable”, que Grecia, Portugal e Irlanda estuvieran al borde del rescate.
Asusta que sean ellos
quienes ahora aseguran que nuestro país y el euro se encuentran fuera de peligro.
Y si a esto le añadimos que cada situación socio-económica no
deseada suele ir precedida de las declaraciones de un político que dice: “esto
nunca va a suceder”, es normal que los españoles tengamos el miedo económico
metido en el cuerpo.
Un experto llamado De
Guindos.
Tampoco infunde sosiego pensar que si en 2007 hubiéramos
invertido 1.000 € en Fortis,
siguiendo los consejos del actual ministro de Economía, y otros 1000 € en acciones
del Royal Bank of Scotland, hoy sólo
nos quedarían 39 € y 29 € respectivamente. Y que mucho peor lo tendrían quienes,
haciendo caso a De Guindos, hubieran adquirido acciones de Lehman Brothers o Cuotas
Participativas de la CAM, pues en ambos casos la cantidad invertida se
habría convertido en un cero patatero.
Personalmente, me da cierta
grima asumir que un
ex-Lehman Brothers
llamado Luis de Guindos se encuentre al timón del Ministerio que presuntamente tiene que sacarnos de la crisis.
Pero es lo que hay, y no hay mas remedio que confiar con él y apoyarle en la medida de lo posible. Pero, ¡por Dios!, que don Luis
y don Mariano se bajen del burro y cuenten con la oposición, pues no
es éste el mejor momento para “jugar” a políticos
contrapuestos y enfadados cuando lo que está en “juego” no el prestigio ni el futuro político de ninguno de ellos sino la economía de todo un país.
El “corralito”
En Grecia, durante los dos últimos años,
los depósitos bancarios han caído un 25%, una proporción similar a la de la
Argentina previa al corralito. Sin
embargo, y afortunadamente, la fuga de los depósitos en España no está siendo
especialmente llamativa, excepto casos puntuales como fue el pánico que siguió
a las debacles de la CAM y la CCM y ahora el susto de Bakbia.
Pero el pesimismo flota en el
ambiente y se ha perdido la credibilidad en quienes deberían sacarnos de la crisis (la clase política en general y no un partido en concreto).
Hay un temor generalizado a que se instaure un “corralito” y la realidad se distorsiona por el pánico y el sesgo de
pronósticos agoreros. Sin embargo, si en verdad viniera el temido “corralito” no supondría mayor problema que no poder disponer de la
totalidad de nuestro dinero depositado en los bancos (sólo reintegros
dosificados), pero, pese a todo, sería un dinero que siempre estaría ahí y sería nuestro.
El “corralón”
El verdadero peligro no se esconde tras el
“corralito” como muchos creen sino en una hipotética salida del
euro y la consiguiente conversión de los ahorros a la
antigua moneda (pesetas en nuestro caso) que por lógica quedaría muy devaluada.
Esto lo que en Argentina llamaron “corralón” y lo que en realidad hundió
económicamente a los argentinos. Sin embargo, son muy pocos quienes han oído esta palabra aunque teman sus
consecuencias.
Según un informe de UBS y Citigroup, el regreso a las viejas divisas nacionales supondría
para los países afectados (y para el resto de Europa) una verdadera catástrofe
ya que las liras, dracmas o pesetas se depreciarían entre el 40% y el 60% y, quienes
aun conservaran unos pocos ahorros, pasarían a tener sólo la mitad,
en el mejor de los casos.
¿Qué hago
pues con mi dinero?
Son muchos los ahorradores que,
asustados, dudan si retirar lo que tienen en sus cuentas y depósitos por miedo
a un corralito (cuentas bloqueadas) o,
en el más trágico de los escenarios, a un corralón
(paso a una nueva moneda muy devaluada) .
Curiosamente, el temor es mayor cuanto menor es la cuantía de los ahorros. Por lo general, quien menos tiene es quien más necesita y quien mas cuida de sus ahorros. Por este motivo, gentes humilde que nada saben de economía, se plantean si sacar o no del banco su dinero, convertirlo en oro o divisas seguras (dólares, libras) y luego guardarlo en cajas de seguridad (hay una gran demanda y las entidades tienen lista de espera) aguardando tiempos mejores.
Otros ahorradores mas avezados (y
también más acaudalados) barajan la posibilidad (muchos lo han hecho) de abrir cuentas en países
seguros, como Suiza o EEUU, donde una hipotética desaparición del euro no
repercutiría en sus ahorros.
¿Qué hacer?
Habida cuenta de que los expertos
opinan, predicen y por lo general se equivocan, por una vez me atreveré a opinar y
hacer mis predicciones sustentándome en la intuición y no en unos conocimientos
que ni poseo ni están siendo útiles, al menos en esta coyuntura económica.
1- Muy a pesar de que la bolsa
española esté en caída libre (estamos en mínimos de 2003) y nuestra prima de
riesgo por las nubes, no creo que debamos temer por el dinero que guardamos en
el banco ni que sea inminente la instauración de un “corralito” .
2- La nacionalización de Bankia debería contemplarse como algo
mucho más seguro para los ahorradores (el estado se convierte en el mayor
accionista de la entidad) que la situación de quiebra previa a la intervención.
3- No es éste un buen momento de
fomentar “alarmas” ni para creer a
pies juntillas lo que diga cualquier experto por muy premio Nobel que sea.
4- Acudir masivamente a los bancos a
retirar nuestros fondos sería un acto irresponsable de pánico injustificado.
Consideremos que en una situación de
“normalidad”, los bancos solo
cuentan en caja, y por ley, con un
1% del dinero depositado por sus clientes y si a todos les diera por reintegrarlo
de golpe sería imposible legalmente atender
a sus peticiones y se generaría un pánico injustificado muy a pesar, insisto en el supuesto, de que se
estuviera en una situación de “boyante normalidad”.
5- Hay organismos nacionales e
internacionales (Fondo de Garantía de
Depósitos, Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria, Banco Central Europeo,
Fondo de Estabilidad Financiera Europea) que, hoy por hoy, hacen que el
dinero esté más seguro en los bancos que en nuestra casa debajo de un colchón.
6- Aunque la situación sea muy
crítica, si se diera el caso de que España fuera intervenida (el indicador
predictivo de esta eventualidad es la prima
de riesgo, el tope está en los
700 puntos y mientras escribo este artículo rozamos los 500 puntos), esto no
sería el fin del sistema. Ni mucho menos. Simplemente, el BCE tendría que
“fabricar” mucho más dinero para inyectarlo a nuestra economía, de tal modo que
subiría la inflación y bajaría nuestro poder adquisitivo. Pero, insisto, no
sería el fin.
7- Además de que el riesgo de un “corralito” no sea inminente, tengamos en
cuenta que a ningún país comunitario le interesaría que esto ocurriera en España por las
repercusiones del efecto dominó que de inmediato afectaría a toda Europa, incluida a Alemania.
8- Tampoco le convendría a ningún
país vecino que Grecia, y mucho menos Italia o España, abandonaran el euro porque
esto sí que podría dar pie a una auténtica debacle por falta de confianza en los mercados: la desaparición definitiva de la moneda única.
9- Si hay una salida a la crisis, que sin duda debe haberla, es
ahora cuando tendrían que aparcarse los intereses partidistas de las formaciones
que ocupan el hemiciclo de la Cortes. El Gobierno debería gobernar con la oposición (toda la oposición), sin cabezonerías, prepotencia, y sin aferrarse
a una mayoría absoluta que no les confiere una patente de corso para atravesar la crisis
como "llaneros solitarios" en posesión de una verdad absoluta que nadie tiene.
10- Nos encontramos en un momento en el que
todos deberían (deberíamos) hacer lo imposible para, juntos, trabajar en
consenso, avenencia y reciprocidad, con ilusión ya fe para avivar la fortaleza y la seguridad en el futuro siendo que esto aun podría agravarse antes de que comience la verdadera recuperación.
Alberto Soler Montagud
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