Antes de comenzar este articulo me ha
costado decidir que tema trataría. De hecho, iba por el segundo renglón y no lo tenía claro aunque, a priori, me apeteciera analizar el por qué de la
dimisión de Rodrigo Rato. Todo empezó cuando el ex-ministro anunció su renuncia
a la presidencia de Bankia, y tuve la sensación de que actuaba al dictado de un
plan perpetrado desde el Gobierno con la doble intención de defenestrarlo (para
deteriorar su imagen e impedir que algún día regresara a la política) y, de
paso, nacionalizar Bankia para evitar su quiebra. ¿Por qué el Gobierno es
tan generoso cuando regala nuestro dinero a unos bancos que reparten millones entre
sus directivos mientras aplica rácanos recortes a la Sanidad, la Enseñanza y
otras partidas de necesidad social incuestionable?, me pregunté de inmediato.
¿Por qué el Gobierno desagravia los yerros de unos gestores ineptos con tanta benevolencia? ¿Por qué
ve con buenos ojos la amnistía fiscal de unos millonarios defraudadores mientras
sangra a honrados contribuyentes y trata como delincuentes a los funcionarios
públicos?, me seguí preguntando antes de abordar el artículo.
De algún modo, me apeteció tratar el
tema porque ponía en evidencia una disparidad en el trato a los banqueros en contraste con la falta de apoyo a los pequeños
empresarios. También por las intrigas político-financieras que quedaban al
descubierto y porque sacaba de nuevo a la palestra a un ex-consejero delegado
del BBVA, José Ignacio Goirigolzarri, al ser propuesto como sucesor de Rato.
Advertiré al lector que este señor de apellido impronunciable nunca me ha caído
bien. Sobre todo desde que en 2009 se “jubiló” con una pensión de 68,7 millones de euros. Recuerdo que entonces comparé esa astronómica
cifra con la
pensión media que cobraba un jubilado español, y sentí repugnancia y rechazo
hacia éste señor cuando, en plena juventud, abandonaba la banca por unas ansias
de poder no satisfechas.
Sueldos
millonarios para quienes no sufren la crisis
Pero, volviendo al tema Bankia,
debería tenerse en cuenta que, con casi seis millones de parados, una reforma
laboral impuesta como premio a los poderosos y castigo a los que aun trabajan,
unos drásticos recortes pensados en alemán y traducidos a un español intimidador
y opresor, una falta de respeto al Estado de Bienestar y muchos más factores
como telón de fondo, éste nombramiento de Goirigolzarri debería ser contemplado
sólo desde la ética y el respeto que merecen los parados, los mileuristas y toda la gente de bien que
hoy malvive como consecuencia de una crisis económica de la que son víctimas y
no responsables subsidiarios.
Es indecente que, con la que está
cayendo, muchos miembros de unos estratos sociales privilegiados se estén forrando de
un modo procaz (Goirigolzarri llega a Bankia con las manos llenas y Rato se irá
con más de un millón de euros como premio de consolación por “hacer mal” su
trabajo), mientras los infelices de siempre van a pagar con impuestos y recortes la
mala gestión de unos ineptos que, casi seguro, saldrán de rositas y mucho mas
ricos que antes.
Los banqueros mimados y los
contribuyentes castigados
Sin duda, Rato y Goirigolzarri
son dos auténticas joyas: un incompetente en la
gestión pública y privada que ha sido criticado por su nefasto papel en el
Fondo Monetario Internacional y un ambicioso ejecutivo que abandona su
jubilación por el mismo motivo que accedió a ella, por amor al dinero
(recordemos que dejó el BBVA en 2009 al ver frustradas sus aspiraciones de
ascenso a la presidencia cuando “sólo” era el número dos).
Pero no es sólo un asunto que afecte a Rato y Goirigolzarri. Ojala fueran ellos dos
y nadie más. Pero no, por desgracia son otros muchos los gestores que mima la Administración y a quienes premia con ingentes sumas de dinero
público para que sus “empresas” (un banco es una empresa) no quiebren igual que cientos de pequeñas y medianas empresas que cada día cierran por falta de
liquidez y porque esos bancos a los
que el Estado rescata, se niegan a prestarles dinero, y por ende, nos niegan a
todos una posibilidad de que la economía española se reactive.
Física
cuántica
La puntilla final de todo este tema
me llegó cuando conocí el dato de que el rescate de Bankia iba a costar al
contribuyente la friolera de entre ocho y diez mil millones de euros, la misma
cantidad que el Gobierno piensa recortar en Sanidad y Educación según las medidas anunciadas a finales de abril.
Tal ha sido mi arrebato que me he
negado a escribir más sobre Bankia, sobre Rato y sobre ese directivo vasco de nombre
impronunciable. Sin embargo, habida cuenta de que llevo escritas casi
setecientas palabras, dejaré las cosas como están y finalmente publicaré
lo que he escrito. No obstante, quiero invitar al lector a que lea que será “mi verdadero artículo de esta semana”,
un surrealista y delirante estudio que se me acaba de ocurrir, y que relaciona la física cuántica con el esbozo de bigote que a veces lucen José
María Aznar y el ministro de Industria José Manuel Soria. El artículo puede leerse haciendo clic en este enlace.
Alberto Soler Montagud
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