La comunidad religiosa de los Carmelitas Descalzos de la provincia de Castellón ha presentado ante el juzgado una denuncia por presuntos abusos sexuales a un menor, perpetrados en 2007 por de uno de sus sacerdotes.
Con este modus operandi, los carmelitas se han ajustado al protocolo recientemente aprobado por el Vaticano contra supuestos casos de abusos sexuales por parte de miembros de la Iglesia (denunciar el hecho a la justicia y separar al supuesto abusador de cualquier tipo de actividad en la que pueda tener contacto con menores).
La medida adoptada ha sido avalada por el arzobispo de Valencia, Carlos Osorio y por el obispo de la diócesis de Segorbe-Castellón, Casimiro López, quien ha pedido "perdón" y calificado de "inadmisible en la Iglesia y en la sociedad" este tipo de abusos a un menor por parte de un sacerdote.
Sin embargo, esta correcta y transparente actuación, se ha visto ensombrecida por la faz más oscurantista de la iglesia, materializada en esta ocasión en las evasivas respuestas con las que el obispo de Ciudad Real, Antonio Algora (responsable del Sostenimiento Económico de la Iglesia) esquivó a unos periodistas al ser preguntado por este nuevo caso de pederastia.
Algora, totalmente a la defensiva y con una hipócrita desfachatez, eludió responder durante una rueda de prensa (con una actitud rayana entre la mala educación y el mas descalificativo de los desprecios) cuando se le pidió su opinión sobre este último escándalo y su posible repercusión a la hora de marcar la cruz en la declaración de la renta que otorga parte de los impuestos a las arcas de la iglesia Católica.
Me abstendré de explayarme en innecesarios comentarios acerca del gratuito y vergonzante espectáculo ofrecido por el obispo Algora y remito directamente al lector a la web de la cadena SER donde podrá escuchar el audio de sus delirantes declaraciones en las que resplandece la gloria del gélido y sibilino desprecio de este hombre de Dios, no solo para con los periodistas que le entrevistaban sino hacia cualquier mente pensante que se deje guiar por el mas simple de los raciocinios.
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