miércoles, 31 de marzo de 2010

LOS DOS ÚLTIMOS ERRORES DE MARIANO RAJOY





A veces es preferible pronunciar un rotundo "no comments" antes que hacer una peregrina declaración de esas que intentan guardar la ropa mientras se está de agua hasta el cuello. Es el caso de Mariano Rajoy y su especial modo de entender la presunción de inocencia de dos de sus presidentes (uno de ellos ex presidente) autonómicos.

Pondré dos ejemplos. En junio de 2009, cuando la honorabilidad del supuestamente honorable Francisco Camps había alcanzado el cenit del descrédito, Rajoy no dudó al afirmar: "Creo en ti y en lo que haces porque te he visto actuar” “La inmensa mayoría de los valencianos y los españoles creen en ti" "Siempre estaré detrás de ti, o delante, o a un lado. Gracias Paco".

No es que me parezca mal una manifestación de afecto tan fervorosa pero un aspirante a presidente de gobierno no debería mojarse con tanta alegría cuando la justicia no se ha pronunciado todavía y las sombras de la corrupción, el cohecho y el amiguismo del alma planean sobre su partido.

Sin embargo, el señor Rajoy ha vuelto a tropezar de nuevo con la misma piedra al incurrir, esta vez, en dos graves errores relacionados con la suspensión temporal de militancia solicitada por el ex presidente de Baleares Jaume Matas. El primer error consiste en no haber sido él mismo quien sancione y expulse al presunto corrupto Matas como medida de higiene cautelar en salvaguarda de la honorabilidad de su partido hasta que la justicia dicte sentencia, y el segundo, la confianza que de nuevo ha depositado en un presunto delincuente a quien, según dijo: "le deseo lo mejor" y “confío que se defienda y demuestre, si puede, su inocencia".

Ya de entrada, cuando hay por medio una fianza histórica de tres millones de euros, el líder de un partido que aspira a gobernar no debería tolerar que un presunto infractor sea quien decida si debe solicitar o no su baja de militancia. Por otro lado, y aunque sea loable la defensa de un amigo, en política hay que actuar con un tacto exquisito si se sospecha que un alto cargo (y más todavía si se trata de un presidente o ex presidente autonómico) pueda haber cometido un delito.

No es propio de un político de talla recurrir a ambiguos circunloquios con los que se pretenda contentar a todos, máxime cuando esto no solo es imposible sino también confunde al electorado e irrita a una honrada ciudadanía ya harta de tanta corrupción.

Planteémonos por un momento cual habría sido la actitud de Mariano Rajoy durante estos últimos meses si Francisco Camps y Jaume Matas no hubieran sido militantes del PP. Estoy convencido de que si hubieran sido dos miembros del PSOE los implicados en el Caso Palma Arena y la trama Gürtel, al líder de la oposición no le habría gustado estar al lado de ellos en ninguna de las posturas (delante, detrás, a un lado…) con las que fantaseaba su cercanía al president de la Generalitat Valenciana. Tampoco creo que les deseara a ninguno de los dos la misma suerte con la que ahora se ha despedido de Jaume Matas ya que, con muchas menos sospechas que las que recaen sobre estos dos honorables personajes, Rajoy y el PP habrían tenido más que suficiente para mandarlos a la hoguera de los corruptos.

Seamos serios señor Rajoy. Serios y consecuentes.

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