domingo, 24 de octubre de 2010

SEGÚN UNA ENCUESTA PUBLICADA POR EL DIARIO "PÚBLICO", EL PP SE BENEFICIARÍA DE UNA ABSTENCION DE CASTIGO DE LOS VOTANTES DEL PSOE


Envié este artículo a la redacción de "El Plural" el pasado miércoles 13 de octubre y aunque

no llegara a publicarse

en la sección en la que habitualmente colaboro, he decidido colgarlo en

La Infinita Espiral para dejar constancia de mi opinión.




Urge que Zapatero ponga en marcha un cambio de estrategia durante el periodo que aun le queda de legislatura.

Son muchos quienes, decepcionados por el reciente modo de gobernar del PSOE, se sienten impelidos a retirarle su voto muy a pesar de que les aterre la idea de que el PP acceda a la Moncloa. Es la nuestra una situación que difícilmente podría imaginarse en otros países donde la alternancia en el poder se contempla como algo natural y en los que la ciudadanía se decepciona cuando el partido al que han votado pierde las elecciones pero nunca experimentan miedo alguno si las ganan los que hasta entonces ejercían la oposición.


Partido de Presuntos

Un gran porcentaje de ciudadanos que votaron al Partido Socialista en los últimos comicios se sienten en la necesidad de “castigar” al PSOE, bien ejerciendo su derecho a la abstención o bien desplazando su voto mas hacia la izquierda al evaluar como negativa la gestión del Gobierno de Zapatero ante una crisis inicialmente negada a golpe de eufemismos (léase "desaceleración" o "crecimiento negativo") y ante la que se adoptaron medidas incomprensiblemente tardías en comparación con las de nuestros socios comunitarios. Sin embargo, también es un hecho que, a esos mismos votantes que hoy castigarían al PSOE, les aterra la expectativa de que el PP (un Partido de Presuntos al que sus siglas le vienen como anillo al dedo) llegue a gobernar, y lo haga además con el nefasto talante que han exhibido al ejercer una oposición tan agorera como negativa y carente de iniciativas y propuestas.


Las encuestas castigan al PSOE

Según una encuesta publicada el pasado lunes [por el lunes 11 de octubre de 2012] por el diario Público, el PSOE habría perdido la confianza del electorado hasta el extremo de que, de celebrarse hoy elecciones generales, los socialistas no alcanzarían mas que el 30% de los votos mientras que los populares lograrían un amplio 42,8%. Si a esto le sumamos que Zapatero se ha convertido en el político peor valorado, y que Rosa Díez es quien obtiene la mejor valoración individual (un dato a considerar siendo que UPyD se nutre de los votos de ese amplio sector que fluctúa de la derecha a la izquierda sin fidelizarse con ninguno de los dos partidos mayoritarios) podríamos concluir que el PSOE necesita hacer un serio y urgente análisis de sus expectativas de cara a las elecciones de 2012.


Trasvase de votos desde el PSOE al abstencionismo

Un análisis pormenorizado de cifras y porcentajes nos lleva a la conclusion de que los malos resultados obtenidos por los socialistas en la mencionada encuesta no reflejan un trasvase de votos del PSOE al PP. Tampoco el descenso de la confianza que Zapatero inspira en los encuestados conlleva mejoría alguna en los resultados obtenidos por los populares, pues el PP no consigue escalar puestos ni batir sus propios récords sino, mas bien, se limita a resistir en su posicionamiento mientras el PSOE se desliza en una caída libre tan peligrosa como justificada. Dicho de otro modo: Rajoy no gana votos y es el PSOE quien pierde por el abstencionismo y por el sector de esos indecisos que a año y medio de las elecciones aun no saben a quien votar.


Zapatero en horas bajas

Nunca el líder de los socialistas había sido tan cuestionado como lo es ahora, no solo por la ciudadanía en general sino, y esto es mas grave, en el seno de su propio partido. Si en el apartado anterior consideraba justificado el descenso en caída libre del PSOE en su valoración por parte del electorado, lo hacía en base al desgaste natural que originan por seis años consecutivos en el poder y en como ha quedado "tocada" la imagen del líder socialista por la crisis financiera y por la reciente huelga general. Hace unos días, el presidente de Castilla la Mancha, José María Barreda, exigió a Zapatero un “cambio de rumbo” al considerar que su mala gestión podría ocasionarle una “catástrofe electoral” en su comunidad autónoma. Aunque mas tarde Barreda rectificara, el mal ya estaba hecho por haber dejado constancia de una disidencia interna que cuestiona tanto la figura de Zapatero como la conveniencia de que sea el candidato idóneo en las elecciones generales de 2012.


La crisis le pasa factura al Gobierno

Hay un sector de la ciudadanía que no hace mucho decía ser zapaterista y que hoy desconfía del líder socialista por su empecinamiento en aplicar unas medidas de ajustes tan severas como impopulares que han sido interpretadas como impropias de un gobierno que se considera progresista y mas acordes con los postulados conservadores. Sin embargo, es de justicia admitir que estas medidas han sido justificadas, nada arbitrarias y realmente necesarias para afrontar una crisis que no solo afecta a España y que, dicho sea de paso, no fue Zapatero quien la ocasionó, muy en contra de lo que proclaman a los cuatro vientos los medios de la derecha extrema neoconservadora y ultramontana.

Es obvio que, el mero hecho de mantenerse en la línea de actuación actual, le seguirá restando popularidad al presidente de Gobierno hasta que le llegue el momento de los ansiados brotes verdes materializados en unos indicadores macroeconómicos que justifiquen la idoneidad de las severas medidas aplicadas en su momento.

Consideremos también que si, por un casual, Zapatero diera marcha atrás en la línea de medidas que ha adoptado, solo por contentar al electorado de cara a las elecciones y como respuesta la presión a la que está sometido, no solo pondría en peligro de quiebra a la economía nacional sino dañaria aun mas su credibilidad como un político que se ha visto en la tesitura de tomar decisiones difíciles en momentos mas que conflictivos.


Que no se repita en España lo que sucede en Valencia

Por la tolerancia que desde siempre han exhibido los prebostes de Génova con los casos de corrupción que asolan a la Comunidad Valenciana, es comprensible el miedo que muchos tienen a que el PP de Rajoy pueda ganar las elecciones, sobre todo por si en algún momento cayeran en la tentación de aplicar en el resto de España la pauta que desde hace quince años caracteriza al PP valenciano, un partido que ha acabado siendo un club de presuntos que actúan de un modo impropio a lo que cabría esperar de unos líderes éticos y modélicos.

Es de muchos conocido que la Comunidad Valenciana se ha convertido en un kafkiano paraíso que mantiene en su Gobierno a una serie de imputados por diversos y graves delitos, entre ellos a su honorable presidente de la Comunidad y a dos de sus tres presidentes de las Diputaciones Provinciales y a su vez presidentes del PP en Castellón y Alicante. Y si esto ocurre, es en gran medida por la tradicional y masiva abstención de los votantes de izquierdas valencianos que, legislatura tras legislatura, castigan al PSOE sin pararse a reflexionar que con su postura, mantienen en el poder a individuos como Camps y a otros de similar catadura.


La abstención como “castigo masoquista”

Si a nivel nacional ocurriera lo mismo que en la Comunidad Valenciana y el desencanto condujera a los votantes del PSOE a una abstención masiva como castigo al Gobierno de Zapatero, este “castigo” equivaldría a un ejercicio de “masoquismo” que revertiría en contra de unos abstencionistas que, bajo ningún concepto, desean ver a Mariano Rajoy en la Moncloa.


Ver pasar el cadáver del enemigo

Ahora que el Gobierno está mas debilitado que nunca, se impone un "golpe de timón", un cambio de rumbo efectivo que haga ver a la ciudadanía que verdaderamente se está haciendo algo mas que mantenerse de brazos cruzados a la espera de que surjan milagros, una postura pasiva y expectante que ha adoptado el Partido Popular al no hacer mas que oponerse y censurar sin mesura y sin ofrecer programas ni alternativas mientras aguarda a ver pasar el cadáver de su enemigo para ocupar su lugar de inmediato.


Un golpe de timón

El Gobierno socialista está en la obligación de que se note que se está trabajando con una sistemática basada en un conocimiento de las necesidades, dirigida a unos objetivos adecuados a los recursos reales disponibles, y todo ello en base a una metodología diseñada por verdaderos expertos a la hora de aplicar medidas en cada situación en concreto.

Sin duda, una muestra de eficacia y eficiencia por parte del Gobierno tendría que llevar implícito un cambio radical en su estrategia así como un esfuerzo por empatizar con la ciudadanía, una potenciación del diálogo social y apostar por poner al frente de los puestos de mayor envergadura a los políticos mejor preparados (sean o no del PSOE, estén o no en activo) y que sean capaces de aportar su experiencia en las competencias en las que despuntaron en sus anteriores cargos.


Medidas de emergencia sugeridas por un columnista decepcionado

1- Si la reforma laboral, el azote del paro y las medidas anti-crisis han promovido una huelga general. ¿Por qué no designar a un sindicalista bien preparado, dispuesto a negociar y a aportar soluciones para que ocupe un cargo de responsabilidad en el ministerio de trabajo?

2- ¿Por qué no dar el brazo a torcer y reducir de una vez por todas algunos ministerios que podrían funcionar como meras secretarías generales?

3- ¿Por qué no echar mano de aquellos políticos “jubilados” que cuentan en su haber con la suficiente experiencia en el arte de gobernar en momentos difíciles y que conserven una imagen que daría consistencia y credibilidad a un nuevo gabinete en el que nadie debería quedar excluido a priori?

4- ¿Por qué no dar un giro a la izquierda y solicitar la ayuda de políticos que, aunque no tengan carné del PSOE, hayan demostrado su valía en gobiernos autonómicos o en alcaldías en las que su gestión haya sido intachable y eficiente?


COLOFÓN

Apuesto por la necesidad de una reforma rotunda y urgente del gabinete ministerial en la que prime la pluralidad, la cohesión, la aglutinación de las distintas familias socialistas y la inclusión de ministros y subsecretarios procedentes de otras formaciones. Solo así se podría sacar un beneficioso provecho al escaso año y medio que aun queda para las próximas elecciones generales.

jueves, 16 de septiembre de 2010

¿POR QUÉ EL PSOE VALENCIANO NO LEVANTA CABEZA?






En mis últimos artículos para "El Plural" he analizado la eventualidad de que unas elecciones primarias decidan quien será el candidato del PSPV-PSOE a la Presidencia de la Generalitat Valenciana en los comicios de la próxima primavera.


En concreto, en el publicado hoy jueves 16 de septiembre (“Especulaciones sobre el regreso de Antoni Asunción”), me ha llamado la atención su escasa repercusión, algo que es fácil de evaluar por el número de comentarios que cada artículo genera, en este caso solo nueve en lo que llevamos de día cuando alguno de mis análisis han llegado a los cuatrocientos y casi todos rebasan ampliamente el centenar.


La casi nula respuesta de los lectores a este artículo me ha hecho reflexionar una vez mas que lo que se cuece en Valencia (a nivel político) parece no interesar a nadie mas allá de las payasadas de Camps y los esperpentos de los chorizos que le rodean.


Quisiera dejar constancia de que no soy pro-Asunción (un político a quien ni siquiera conozco) aunque debo reconocer que su regreso a la escena política ha conseguido despertar en mí cierta ilusión ante la posibilidad de un cambio en la estrategia del socialismo valenciano cuyos líderes solo parecen estar seguros de que Francisco Camps les ganará de nuevo por mayoría absoluta y parecen resignados a mantenerse en la oposición de por vida limitando sus esfuerzos a repartirse una derrota que dan por hecha así como a vivir de renta como políticos profesionales que son.


Reproduzco a continuación el artículo para quienes no tengan ocasión de leerlo en el periódico.




ESPECULACIONES SOBRE EL REGRESO DE ANTONIO ASUNCIÓN




ESPECULACIONES SOBRE EL REGRESO DE ANTONIO ASUNCIÓN

Asunción y la derecha mediática

La presencia el pasado miércoles de Antoni Asunción en la tertulia radiofónica que dirige el polémico e incendiario Federico Jiménez Losantos disparó las pocas alertas que aun estaban inactivas en la sede de los socialistas valencianos tras la decisión del ex ministro de concurrir a primarias. El equidistante sincretismo de Asunción (que igual alardea de su amistad con Mayor Oreja que no escatima elogios a Rubalcaba) y su posicionamiento crítico con el oficialismo del partido hace que algunos alartistas contemplen su regreso como una maniobra auspiciada por el PP y la derecha mediática, algo absurdo si consideramos que el principal perjudicado de un hipotético triunfo de Asunción no sería Jorge Alarte sino el propio PP valenciano al tener que competir con un veterano e histórico político dotado de un carisma capaz de seducir a ese amplio espectro de votantes que fluctua a ambos lados del centro ideológico y que siempre es quien decide en los comicios valencianos.

Mas estrategia que error

Hay que contemplar que la presencia de Asunción en la tertulia de Losantos fuera una hábil estrategia y no ese “inmenso error” que muchos le han censurado, precisamente quienes no saber valorar donde se encuentran los votos que podrían hacer ganar de nuevo al PSPV-PSOE y donde habría que ir a buscarlos. Acudir a la tertulia de un personaje como Jiménez Losantos no debería interpretarse como un flirteo con la derecha mas peligrosa como tampoco lo es que muchos periodistas de reconocido prestigio compartan mesa y debate en coloquios radiofónicos y televisivos con otros cuya adscripción a las reglas democráticas son mas que dudosas.

Anticatalanismo

Hace ya muchos años se asentó en Valencia una corriente “anticatalanista” que nació al amparo del nefasto nacionalismo que lideró González Lizondo y que hábilmente fue absorbido por el sector mas “valencianista” del PP en su intento de acaparar los votos de un bienintencionado electorado que aun hoy teme la invasión cultural y económica de Valencia por las hordas catalanas. Pese a ser tan delirante como difícil de entender mas allá de los límites de la Comunidad Valenciana, los populares han sabido rentabilizar esta absurda guerra a golpe de debates tan descabellados como el de la bandera de la comunidad o el hecho de defender que el valenciano sea una lengua independiente del catalán (algo así como si el español que se habla en Soria fuera un idioma distinto a la lengua con la que se entienden en Jaén, por poner solo un ejemplo).

Asunción conciliador

Hay quienes creen que Asunción podría llegar a conciliar estas absurdas disputas y atemperar los encrespados ánimos que los socialistas no han sabido manejar durante años. Si a esto le sumamos el hecho de que pudiera replantearse la sustitución de la “p” de país por la “c” de comunitat en las siglas del PSPV tal y como ya se intentó (fallidamente) hace dos años, se entiende que los populares estén inquietos por miedo a perder el apoyo de aquellos que dejaron de votar al PSOE (Partit Socialista del País Valencià) por su aversión al término “País Valencíà” y sus supuestas connotaciones de que Valencia se absorbida y anulada por “el països catalàns” tal y como el lizondismo y el PP local siempre han fomentado-

Mas que unas primarias

Como podrán comprobar los lectores que no residen ni conocen a fondo las interioridades de la Comunidad Valenciana, el panorama político que aguarda a los comicios autonómicos de la próxima primavera va mas allá de la corrupción, la trama Gürtel o las anécdotas generadas por ese iluminado presidente que tanto ha dado que hablar con el asunto de los trajes. Ni siquiera el hecho de que se esperen unas primarias tan animadas como las de Madrid podrá ser comprendido sin tener acceso a una información que incomprensiblemente nunca ha trascendido en su justa medida al resto del Estado.


Podéis encontrar este artículo en El Plural al igual que otro relacionado con el tema y que lleva como título ¿Por qué el PSOE de Valencia no levanta cabeza?


sábado, 14 de agosto de 2010

FRANCISCO CAMPS QUEDA LIBRE DE TODOS SUS PECADOS




“Por abrazar al apóstol Santiago no se le perdonan a Camps los pecados y comportamientos corruptos que ha cometido en su vida política“
(Juan José Tamayo, teólogo)



FRANCISCO CAMPS QUEDA LIBRE DE TODOS SUS PECADOS

A nueve meses de las próximas elecciones autonómicas, la sombra de la duda planea sobre el más honorable de los valencianos por la "nimiedad" de unos presuntos delitos (total, unos trajes de nada) que podrían acabar con la ambiciosa carrera de un político tan carismático como piadoso.

¿En que consiste el jubileo?

Para quienes ignoren por qué es tan importe la peregrinación a Santiago de Compostela precisamente este año, convendría aclarar que al haber caído en domingo la festividad de Santiago Apóstol, algo que solo ocurre catorce veces cada siglo, nos encontramos en un Año Santo (o Año Jubilar), una circunstancia que, según establece el catolicismo, otorga indulgencia plenaria (perdón de todos los pecados) a los peregrinos que visiten la catedral compostelana, recen allí una oración por las intenciones del Papa y reciban los sacramentos de la confesión y de la comunión.


A Francisco Camps se le han perdonado todos sus pecados

Siendo que el pasado viernes, el presidente de la Generalidad Valenciana, Francisco Camps, cumplió todas y cada uno de estos preceptos, es seguro que se encontrará libre de todo pecado, una circunstancia que, como buen católico, le hará sentirse limpio y dispuesto para ofrecer al pueblo valenciano lo mejor de si mismo sin el lastre de unos errores pasados, algunos aun presuntos y vinculados a una trama corrupta que tanto daño le ha hecho tanto a él como a su partido.


La opinión de un teólogo proscrito por el Vaticano

Sin embargo, no todos están seguros de que Camps haya alcanzado la gracia del perdón.
En una entrevista concedida al diario Levante-EMV el 10-08-2010, Juan José Tamayo (vinculado a la Teología de la Liberación y secretario general de la Asociación de Teólogos y Teólogas Juan XXIII) ha considerado que el abrazo de Francisco Camps a la imagen del apóstol Santiago fue "una ofensa al cristianismo" y "un acto de profanación de lo sagrado por parte de un hombre que ha demostrado una corrupción, una falta de honestidad y una irreverencia absoluta que raya en lo simoníaco”.

Según Tamayo, el presidente de la Generalitat acudió a la catedral de Santiago de Compostela para "manipular la religión en el Año Santo Compostelano de una manera descarada, pues recurrió a la treta de la indulgencia plenaria de los pecados para ocultar sus vergüenzas corruptas".


¿Trascenderá al plano político la nueva limpieza de Camps?

Si obviamos la personal opinión de este teólogo proscrito por el Vaticano y damos como cierta la indulgencia que, al parecer, le ha sido concedida al presidente de los valencianos, podría entenderse mejor que pocos días antes de viajar a Galicia, Francisco Camps sorprendiera a propios y extraños inaugurando oficiosamente la precampaña electoral autonómica valenciana en un acto en el que se comportó como si fuera ya cabeza de lista de los próximos comicios, muy a pesar de que Mariano Rajoy y María Dolores de Cospedal decidieran aguardar hasta que la justicia dicte sentencia por las causas que afectan a varios políticos valenciano antes de confirmar su designación.

Analizada la peregrinación de Camps desde una óptica político-teológica, no sería descabellado pensar que al emprender su piadoso viaje lo hiciera presumiendo que los presuntos delitos que se le imputan iban a serle perdonados junto a sus otros pecados, todo un alarde de presunción absolutoria propia de un alma creyente que induce a plantearse una duda legal.


¿Podría el jubileo actuar como atenuante de unos presuntos delitos por cohecho?

Habida cuenta de que hasta 2021 no habrá un nuevo Año Santo Compostelano, es comprensible que Camps sintiera la urgencia de peregrinar para lavar sus pecados, tal vez con la creencia de que la limpieza de su dignidad repercutiría en su condición de político por un trasvase de perdón que le ayudaría a culminar su misión como cabeza visible de una región con vocación de "ofrendar nuevas glorias a España" tal y como reza su himno. Pero, ¡ay!, ¿compartirán estas sutilezas teologales los miembros de un hipotético jurado popular si deben decidir el futuro de este piadoso político?


A Dios lo que es de Dios, y al César…

Mientras Carlos Fabra puso de manifiesto, no hace mucho, su lado más terrenal dando “al César lo que es del César” con una estratagema dirigida a anular (por prescripción legal) los presuntos delitos que se le imputan, Francisco Camps, se ha mostrado más místico y espiritual que el político castellonense dando “a Dios lo que es Dios” con su acción de calzarse unas humildes sandalias y meter sus pecados en una alforja de peregrino para que el Santo Compostelano se los perdone unos tras otro sin excepción.


Oración final

Es de suponer que Francisco Camps habrá elevado sus oraciones para que Mariano Rajoy no intente ser autoritario ni juegue a ejercer de líder, por una vez, interfiriendo así en el estado de gloria mística de este buen católico, español y valenciano que ha decidido emprender, sin mácula, una nueva etapa de su vida.

domingo, 25 de julio de 2010

¿POR QUÉ ME GUSTA LA NOVELA NEGRA SUECA?




Introducción

El pasado verano cayó en mis manos la primera novela de la trilogía Millenium de Stieg Larsson. Algo escéptico, aunque aleccionado por las muchas y efusivas recomendaciones que había recibido, comencé a leer el libro bajo el efecto de la repercusión mediática que había convertido a la obra del escritor sueco en un fenómeno social y editorial de esos que, desafortunadamente, no suceden todos los día (aunque quienes me conocen habrán intuido por qué digo “desafortunadamente”, aclararé que estoy hasta los mismísimos de mendigar una miajita de atención por parte de las jodidas editoriales por si alguna se digna a publicarme un tocho de novela que tengo escrita hace ya más de dos años).

Antes que nada quiero puntualizar que la novela negra nunca ha sido un género que haya acaparado especialmente mi atención, por ello será fácil entender que mis conocimientos acerca del género, y mas en concreto del subgénero nórdico, fueran nulos antes de que Stieg Larsson irrumpiera en mi vida.


Surge un serio problema de "adicción"

Apenas habían transcurrido cuatro semanas desde que había comenzado a leer la primera novela de la trilogía de Larsson, y ya había devorado más de dos mil páginas de la serie. Tomar conciencia de ello dio paso al comienzo de un auténtico calvario.

De no saber nada acerca de un género literario me había convertido en un adicto al mismo con el agravante de “necesitar” de ese especial toque nórdico para sentirme a gusto con la lectura de todos las novelas que vinieron a continuación.


Los bollos de canela y el inicio de una preocupante "dependencia psíquica"

Cuando acabé de leer “La reina en el palacio de las corrientes de aire” (la última novela de la trilogía) me embargó una sensación de orfandad que me impulsó a una desesperada búsqueda de nuevos autores suecos para saciar mi voraz apetito por más y más tramas de asesinatos cometidos en pequeñas y frías ciudades donde los policías trabajan en pequeñas comisarías, toman cantidades ingentes de café y lo acompañan, siempre que pueden, con unos suculentos panecillos recién horneados y, si hay suerte, con unos exquisitos bollos de canela.

Casi sin darme cuenta me estaba convirtiendo en ciudadano sueco "de adopción literaria", un sueco de los de toda la vida que renegaba de su genética mediterránea y se miraba al espejo cada vez con mas frecuencia y con la esperanza de verse convertido en un maduro investigador rubio con los ojos ojos azules e investido de unos rasgos cincelados por las frías y largas noches de los inviernos boreales.

Y de pronto conocí a Henning Mankell, y con él descubrí a Kurt Wallander, un hombre común y corriente, inspector de policía de una pequeña ciudad situada al sur de Suecia (Malmö) y protagonista absoluto de una larga saga de nueve novelas que fui leyendo una detrás otra, por orden cronológico y casi de un tirón, al tiempo que tomaba consciencia de que tenía un serio problema al ser incapaz de leer nada que no fuera novela negra sueca.





El por qué del título de este artículo

Por el título que encabeza este artículo tal podría parecer que mi intención fuera la de exponer las razonas por las que me he hecho adicto a este género literario, pero, nada más lejos de la realidad. Lo que en realidad planteo al preguntar "¿por qué me gusta la novela negra sueca?" es una serie de angustiosas cuestiones:

¿Por qué coño me gusta la novela negra sueca?

¿Podría alguien explicármelo?

¿Puede alguien decirme como he sucumbido ante un género que nunca me llamó la atención y que ahora coarta mi libertad?

¿Quién puede ofrecerme un remedio que me posibilite leer “de todo” tal y como antes hacía?


Mi drama continua

Una vez consumí toda la obra de Henning Mankell, me lancé a una nueva búsqueda de narradores suecos especializados en novela negra y así fue como encontré a dos mujeres: Åsa Larsson y luego Camilla Läckberg, de quien termino de leer la cuarta y última de las novelas que por ahora tiene publicadas en España, y ya espero ansioso a que se editen las siguientes.

Considere el lector cuan angustiosa llega a ser ya mi situación cuando he llegado a plantearme ,muy seriamente por cierto, empezar a estudiar sueco (en cierto modo, algo sueco ya me siento como antes he dejado entrever) para no vivir ya más pendiente del ritmo de trabajo de los traductores y las caprichosas preferencias de las editoriales.

Estos últimos días, aún hoy cuando escribo este artículo, no consigo decidirme entre Jan Guillou (un autor más próximo al estilo de Henning Mankell) o seguir con las mujeres y emprender el abordaje de las obras de Liza Marklund e Inger Frimansson.

Realmente estoy desesperado.


Tal vez exista un remedio para el mal que me corroe por dentro

Mi mujer me ha sugerido que, a modo de desintoxicación, empiece a leer la autobiografía de uno de sus autores y formadores favoritos (ella es terapeuta Gestalt), el psiquiatra Carlos Castilla del Pino publicada por Tusquets en dos volúmenes: “Pretérito imperfecto” y “Casa del olivo”, por ver si me ayuda a “quitarme" de esta adicción que tan fuerte me ha enganchado.

Creo que intentaré hacerle caso pues, la verdad, empiezo a sentirme saturado de tanto apellido Svensson, Persson, Hedström o Molin; de ciudades como Malmö, Fjällbacka, Gotemburgo o Estocolmo; de cafés recalentados en las cocinas de tantas comisarías suecas como he llegado conocer; y de las galletas y panecillos recién horneados que suelen obsequiar a los protagonistas de las novelas cada vez que visitan una casa para interrogar a sus moradores.

Pero por encima de todo, lo que tal vez mas necesite sea perder de vista esos exquisitos bollos de canela que indefectiblemente aparecen en todas y las novelas de trama negra sueca que he leído a lo largo del último año.

Necesito volver a ser el que era y, si lo consigo, prometo escribir un nuevo artículo con un análisis literario que explique de verdad “por qué me gusta la novela negra sueca”.