Tras
perder las elecciones primarias a la secretaria general del PSOE Eduardo Madina rechazó la oferta de Pedro Sánchez de entrar en la nueva
dirección del partido y se limitó a mantenerse, discretamente, en su escaño del
Congreso hasta el término de la legislatura.
Tanto
Madina como el líder de la corriente Izquierda Socialista, Antonio Pérez Tapias, el tercer aspirante a las primarias del de
julio de 2014, asumieron su derrota sin revanchismos ni armar ruido. Y así fue
hasta que, en la última la reunión interna del Grupo Parlamentario Socialista, Madina
manifestó su malestar (y el de un amplio sector del grupo) al criticar la
proposición de ley del pacto antiterrorista de corte yihadista suscrito por Mariano
Rajoy y Pedro Sánchez, al interpretar que este acuerdo suponía “un aval del
PSOE a la cadena perpetua” eufemísticamente denominada como prisión permanente revisable.
Aunque
el desacuerdo de Madina y del resto de diputados socialistas que le secundaron
no pasó de ser una discrepancia interna, la noticia trascendió a la opinión pública
y ha supuesto el fin de un largo silencio (por parte del diputado Madina) así
como una gota más dentro del vaso de la tensión interna del PSOE y una rebelión
ante Pedro Sánchez a pocas semanas de las elecciones autonómicas y municipales que
añade leña al fuego de las críticas que cuestionan el liderazgo del actual
secretario general socialista.
¿Y si Madina hubiera ganado las primarias
del PSOE?
La reaparición de Madina me ha hecho reflexionar sobre una
circunstancia que ya analicé en las semanas previas a las primarias socialistas,
a principios del pasado verano, cuando me decanté por su candidatura aun siendo
escéptico de su victoria, que sólo contemplaba como posible en un duelo entre
dos por considerar que la presencia de un tercer candidato le perjudicaría. Y
así fue, pues de no haberse presentado Pérez Tapias, los votos de éste último
habrían ido para Madina y no para el candidato oficialista.
Es por ello que, en la coyuntura actual y ante el declive que
sufre el PSOE y las tensiones internas que zarandean su estabilidad, me pregunto
que habría sucedido si Eduardo Madina hubiera ganado las primarias.
Especulo que con Eduardo Madina como secretario general, habría quedado
más patente el izquierdismo del PSOE y habría sido menos masivo el trasvase de
votos socialistas a Podemos. La imagen de Pedro Sánchez irradia más
conservadurismo que el izquierdismo que rezuma Madina quien, con su radicalismo,
habría puesto más difícil a Pablo Iglesias tildar de casta al PSOE.
Del mismo modo, tengo la impresión de que, si Eduardo Madina
hubiera ganado las primarias, el escenario de las generales de 2015 sería bien
distinto y la euforia de Podemos menos arrolladora, pues es una euforia
promovida no tanto por méritos propios sino por el rechazo de la ciudadanía a
los partidos tradicionales y el avivamiento que Podemos ha sabido rentabilizar
a partir de la rabia, la impotencia y la indefensión de los ciudadanos decentes
ante la corrupción.
Pero, el caso es que ni el PSOE ni IU hicieron bien sus deberes
y el resultado ha sido la imposibilidad de que en nuestro país haya una coalición
de izquierdas que habría podido matar a varios pájaros de un solo tiro: acabar
con el bipartidismo en el que se ha visto inmerso el PSOE desde la transición,
facilitar la derrota de la bien cohesionada derecha y derechona (aunque con unas tremendas crisis
internas que disimulan como pueden) y ya de paso, impedir que un partido como
IU acabe desapareciendo como seguramente sucederá si el proyecto Podemos sigue
adelante, pletórico de buenas intenciones y de aun mejores ideas, pero con unos
toques de mesiánica utopía que le resta credibilidad si contemplamos al recién
nacido partido desde la perspectiva del mundo real y según los criterios que
definen lo que en Europa (y no en otras sociedades, en otros países) se
entiende por democracia.
Tal vez una
hipotética coalición formada por el PSOE de Eduardo Madina e Izquierda Unida
habría bajado los humos a Podemos que, finalmente, se habría sumado a un
proyecto tripartito. Sin embargo, la ineptitud de unos, la ambición de otros y
el voto de la rabia, han hecho que el techo de Podemos no sea ya sólo entrar en
política sino gobernar por encima de todo, algo para impensable (incluso para
ellos) cuando eran unos educados e inteligentes tertulianos, profesores
universitarios que debatían con elementos como Francisco Marhuenda y Eduardo
Inda sin perder nunca los papeles.
Solo el
tiempo nos dirá como evolucionan los acontecimientos.
Alberto
Soler Montagud
Médico y escritor
Médico y escritor
No hay comentarios:
Publicar un comentario