miércoles, 24 de julio de 2013

REPRODUCCIÓN ASISTIDA, LESBIANAS Y MUJERES SOLTERAS







La polémica está servida. Tras filtrarse el borrador de un proyecto por el que el Ministerio de Sanidad pretende modificar la regulación de los tratamientos de reproducción asistida (TRA), las reacciones de protesta no se han hecho esperar al saberse que la sanidad pública sólo financiará estas técnicas a las "parejas integradas por un hombre y una mujer" en las que concurra un patología de infertilidad. Quedarían excluidas de acceso a las TRA (con cargo a la red sanitaria de utilización pública) las parejas de lesbianas, mujeres heterosexuales sin pareja y quienes previamente se hubieran sometido a una esterilización voluntaria.


Reacciones de protesta

Son muchos quienes han percibido en esta disposición una ataque del Partido Popular contra los modelos de familia que no se ajusten al que ellos promulgan. Sin embargo, resulta llamativo que este mismo protocolo se esté ya aplicando desde 2011 en la sanidad catalana sin suscitar polémicas, mientras que la sola filtración de un borrador a nivel estatal  ha desencadenado críticas feroces contra el ministerio de Ana Mato con acusaciones del tipo “el PP quiere obligar a las lesbianas a que mantengan relaciones sexuales con hombres si quieren concebir o a las mujeres heterosexuales con deseo de fundar una familia monoparental a que busquen pareja si quieren ser madres”.

Mientras tanto, fuentes del Ministerio de Sanidad niegan motivos ideológicos y consideran la medida como una nueva “priorización” para atender a “criterios estrictamente terapéuticos”.



Que decía hasta ahora la ley sobre las TRA

La normativa aun vigente, establece que la  sanidad pública financiará las TRA cuando haya un diagnóstico de esterilidad o una indicación clínica establecida. Es este segundo criterio el que ha servido a algunas comunidades autónomas (Andalucía, País Vasco, Baleares y ciertos hospitales de Madrid) para atender la demanda de TRA por parte de mujeres solas o parejas de lesbianas que no cumplieran el requisito de padecer patología de esterilidad.


Un protocolo que agradará a los más conservadores

Es de todos conocida que la derecha promulga como único y natural el modelo de familia cristiana-católica que defienden con tanta vehemencia como la que muestra contra el aborto o los matrimonios entre personas del mismo sexo.

También es un hecho que, en menos de dos años y al amparo de una mayoría absoluta, los populares están imponiendo –a fuerza de decretos– su ideología (enseñanza de religión, privatización de la sanidad) y un modelo socioeconómico de sesgo católico y neoliberal.

Sin embargo, y muy a pesar de que ideológicamente beneficie a la derecha, el nuevo protocolo de las TRA debería ser contemplado de en todos sus matices.


No son sólo motivos ideológicos.

Partamos de que éste nuevo protocolo no niega a ninguna mujer su derecho a acceder a las técnicas de  reproducción asistida (faltaría mas) sino sólo restringe su gratuidad para aquellas que estén enfermas, es decir, que sean estériles.

Por ello, independientemente de que esta medida beneficie a los idearios más conservadores, y habida cuenta de la precaria situación socioeconómica que atravesamos, deberíamos valorar este tema mas como una cuestión social y no sólo desde una perspectiva ideológica.


El sistema nacional de salud nunca lo ha cubierto “todo”

Ni las intervenciones con láser para corregir la agudeza visual, ni la ortodoncia, ni los empastes dentales, ni determinadas intervenciones estéticas han sido cubiertas con cargo la seguridad social, y la ciudadanía lo ha asumido como algo inherente al protocolo de financiación vigente en cada momento. Es por ello que , por ejemplo, muchos ancianos con una pensión mínima que quieran ejercer su derecho a masticar, deben pagar al dentista y al protesista.

Reflexionar si, ahora que no hay dinero público para mantener un  sistema sanitario en quiebra, es buen momento para escandalizarse porque alguien que se esterilizó voluntariamente, cambie de opinión al tener nueva pareja, quiera tener un hijo y pida que paguemos su tratamiento entre todos. O también que una mujer soltera quiera tener un hijo sin relación sexual previa, o que una pareja de lesbianas que deseen descendencia, exijan que el sistema público de salud se haga cargo de las TRA a las que vayan a someterse.


No es un tema de salud sino un asunto social

Incluso añadiría que, si se decidiera que las arcas públicas asumieran este gasto (como ahora ocurre en algunas autonomías), nunca debería ser con cargo a los presupuestos del Ministerio de Sanidad (o de las consejerías de sanidad autonómicas), pues estas TRA no se les aplicaría a mujeres enfermas sino sanas y no estériles.

Debería ser la Secretaría de Estado Servicios Sociales e Igualdad  quien asumiera el coste de estas intervenciones, pero en ningún caso quitando un solo céntimo a los presupuestos de la sanidad pública.

Debería ser la Secretaría de Estado Servicios Sociales e Igualdad  quien, a la hora de priorizar gastos, decidiera si se tendría que recortar de los comedores colectivos (por ejemplo, y perdón por la demagogia) donde acuden las madres solteras con sus hijos (es un hecho la pobreza que nos afecta), y con el beneficio de estos recortes sufragar las TRA  solicitadas por futuras madres solteras a las que no se quiere discriminar

Seamos sensatos. Y seamos serios.
No nos abandonemos a la vehemencia cuando se impone ser racional.
Si no hay enfermedad, las TRA son un asunto social que debería resolver el organismo público competente sin menoscabo de los presupuestos de la sanidad.


Reflexión final

No es mi intención negarle a nadie ningún derecho. Sólo cuestiono si es éste un buen momento para, con la excusa de la necesidad de hacer recortes, dejarse manipular por quienes quieren imponer sus ideas ultraconservadoras, o bien, para que otros exalten a la opinión pública con demagogias y bajo el pretexto de defender a ciertos colectivos.

Habría que contextualizar las reivindicaciones y ponerlas en sintonía con la realidad socioeconómica, considerar que la administración pública no es una ONG con una ubres pletóricas y siempre dispuestas a satisfacer lo que pidan todos y en todo momento.


Colofón

Soy consciente de que mi opinión suscitará polémica, y lo asumo. La he elaborado tras una meditada reflexión tal y como en su día hice al pronunciarme a favor del matrimonio homosexual o también cuando defendí la legislación que en 2006  o me permitió ser unos de los primeros médicos españoles que emitió un certificado con el diagnóstico de disforia de género (transexualidad) y permitió a uno de mis pacientes llevar formalizar los trámites administrativos de cambio de identidad así como los protocolos médicos de reasignación de sexo.


Alberto Soler Montagud




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