Al
plantearme si los animales tienen derechos, lo hago a sabiendas de que me
censurarán que no me muestre preocupado –aparentemente– por los derechos de los embriones
humanos o los espermatozoides que se desperdician en un preservativo y luego se
tiran. Pero asumiré tales críticas procedentes del fundamentalismo que suele
regir en la mente de quienes así razonan, porque ni el aborto ni el uso del
preservativo es el terma que quiero abordar. Ya de entrada, lamento tener que reincidir en
una cuestión tan manida como son los hipotéticos derechos de los animales, pero la
falta de disposición y el interés espurio de muchos por politizar algo tan
simple y natural, me obliga a retomar el asunto aunque sea mas allá de los
habituales enfoques antitaurinos, caza del zorro o el maltrato infligido a
animales en cautividad en los circos y zoológicos así como a tantos seres vivos
sólo por ser considerados'inferiores' a ese súmmum de la creación que es el hombre (entendiendo 'hombre' como genérico de ser humano y
sin connotaciones sexistas).
Mi respuesta a la
cuestión que se plantea en el titular no puede ser más clara y sucinta: creo
firmemente que los animales son merecedores de tener sus propios derechos.
A poco que
reflexionemos, se concluye sin esfuerzo que los animales sí que poseen
derechos, aunque no sean tales sino sólo los deberes de los humanos
para con ellos, impuestos por la legislación de cada país y cultura. Sin embargo, lo que planteo en el titular es más complejo por abordar la existencia o no de un
derecho intrínseco de los animales a tener derechos más allá de
los que los que le otorgue el hombre.
Según muchos
detractores, los animales deberían excluirse de la prerrogativa de
tener sus derechos propios, entre otras cosas porque son incapaces para reconocer qué es un derecho y qué es una vida digna; y también porque, de reconocérselos,
se incurriría en la aberración de equiparar a las bestias con el pluscuamperfecto ser humano.
Así planteado, sólo el hombre y nadie más tendría derecho a unos derechos inalienables e inherentes a su condición,
que serían los que recoge la Declaración Universal de Derechos
Humanos de 1948.
Fundamentalismo anti-derechos
de los animales
Es de suponer que a
los fundamentalistas pro-taurinos, a los lanzadores de cabras desde campanarios, a los partidarios de matanzas masivas de delfines en Dinamarca como rito iniciático
de adolescentes y a otros librepensadores de similar pelaje y condición, no les sentaría
nada bien que en 1977 se proclamara la Declaración Universal de los
Derechos del Animal, que reconocía en los animales su dignidad en cuanto a
no sufrir malos tratos y también su derecho a morir sin dolor entre otros
muchos contemplados en sus catorce artículos.
Pero, insisto ¿tienen derecho
los animales a tener derechos?
En principio, nada
contradice filosóficamente que a los animales les asistan ciertos derechos. Incluso podrían
contemplarse algunos compartidos con el hombre siendo que ambos poseen
las mismas estructuras neurofisiológicas que les hacen susceptibles a sentir
dolor o a sufrir las incomodidades y consecuencias a la privación
de la libertad y de alimentos, independientemente de que los seres irracionales
carezcan de capacidad para la autorreflexión y no tengan conciencia de si mismos como tienen los humanos.
Un derecho
fundamentado en el “respeto el valor”
Según cierta hipótesis,
a la que me gusta llamar “derecho a respetar el valor”, serían actos reprobables la destrucción o el maltrato de algo o de alguien valioso. A tenor de esta inexistente rama del derecho que me he atrevido a fundamentar en el valor de las
cosas y de los seres, podríamos poner como ejemplo los derechos que asisten a
un paraje natural, a una escultura de Miguel Ángel o el derecho a la vida de un
elefante o de un ciervo.
Estas cosas o entes adolecen de
unos derechos naturales propios como los que en el hombre cimientan el
llamado derecho natural basado en la ética y en las
costumbres.
Sin embargo, la barbarie de su destrucción
por puro placer, sugiere la necesidad de un marco legal que recuse y penalice
estos actos, muy a pesar de que un cuadro de Velázquez no posea unos derechos
como los derechos humanos sino solo el valor intrínseco de su belleza.
Por cierto, imaginemos que además, el
cuadro tuviese capacidad de sufrir, ¿verdad que destruirlo sería mucho más
grave y cruel?
En base a esto, podríamos
concluir que carecer de conciencia de derechos no tendría que ser causa
excluyente para poder detentarlos.
El hombre no es un
animal muy razonable
No hace mucho, un
actor metido a político (y metido a su vez a filósofo malapata) llamado Toni
Cantó, reavivó la polémica de si los animales tienen o no derechos, al afirmar
(citando como referente una hipótesis de Fernando Savater según la cual “no
hay derechos animales sino sólo deberes humanos para con los animales”) que
"los animales no tienen derecho a la vida; ni derechos ni
obligaciones". Tal barbarie, la profirió durante un debate parlamentario
el pasado mes de febrero en el que se tramitaba, para mas inri, la declaración de la
fiesta taurina como un Bien de Interés Cultural.
Se atribuye a
Alexander Hubbleton la frase: "El hombre es un animal racional,
pero no un animal razonable", y es muy probable que no le faltara razón, cuando tantos humanos son tan poco razonables al no admitir que los animales
son dignos de poseer derechos, propiciando que el hombre cometa crímenes contra ellos y, por ende, contra la
naturaleza; unos actos censurables que se impondría regular en base a la Declaración
Universal
de los Derechos de los Animales, aunque sólo fuera para que
nunca las generaciones venideras lleguen a preguntarse quiénes son en verdad
los animales irracionales.
Alberto Soler Montagud
Declaración Universal de los Derechos de los Animales
Artículo No. 3
(a)
Ningún animal será sometido a malos tratos ni a actos crueles.
(b) Si es
necesaria la muerte de un animal, ésta debe ser instantánea, indolora y no
generadora de angustia.
a veces, no puedo evitar caer en un estado de absoluta perplejidad ... ¿el "hombre" quién es, quién se ha creído que es, para decidir sobre la vida y la muerte, los derechos o no derechos, de cualquier otro ser vivo?
ResponderEliminar¡Hasta ese punto se lo tiene creído!
¿Tan difícil resulta entender y aceptar que somos un bichillo más, ni más ni menos, de este mundo?
Claro, ya ... para eso, pero, haría falta un poco de humildad ... algo que no "viene de serie" en el ADN humano ...
Solo somos unos seres más sobre el planeta. Esa es la realidad. Pero sobre esta certeza incuestionable (solo los religiosos y especistas la cuestionan) viene aquello de que con el poder llega la explotación y la esclavitud. Hacia los miembros de la propia especie y hacia el resto de seres sintientes.
ResponderEliminarHasta aquí todo me parece normal y bien razonado. Pero echo en falta una cosa, creo que importante también, aunque menos que lo hasta aquí expuesto: comemos, claro, carne de animales muertos; y la carne de toro también, salvo vegetarianos, naturalmente. Pero hay una diferencia. Los animales son sacrificados (muertos) en recintos cerrados, sólo el matarife y alguien que pasaba por allí. En las corridas de toros, además de la barbarie de matar con crueldad exquisita (es un decir), se da las circunstancia de que tal crueldad se convierte en un espectáculo lamentable, con morbo incluido. Como en el circo romano.
ResponderEliminarLa tradición religiosa judeo-cristiana tiene la mayor culpa en esta idea del antropocentrismo; el Genesis es un alegato en favor de la supremacía del hombre sobre todo lo creado, y eso afecta tanto a judíos como a cristianos...Ahí hubo un error de cálculo del Creador, a no ser que sea una mala traducción, pero cada vez que indago otra nueva, es aún peor...
ResponderEliminarLos budistas e hunduístas parten de un principio bien distinto: la reencarnación, que hace pensar que ese bichito que hoy pisas puede ser alguien de tu familia, o tú mismo en próximas vidas. Aunque las contradiciones que tiene los países budistas con ciertas horribles prácticas con los animales (despellejamiento de perros vivos en China, etc) hacen dudar de que haya alguna religión limpia y pura... Pero la lógica nos dice que no podemos ser dueños de un mundo que estamos destruyendo, y que únicamente en la extinción del animal humano tendrá su redención...¿o no?