martes, 9 de octubre de 2012

COSPEDAL DE PEREGRINA Y SORAYA CON 'LOOK' DE NOVICIA, EN EL VATICANO





¡Por Dios... si Soraya parece una novicia!

"Me hace mucha ilusión venir como peregrina a Roma", dijo María Dolores de Cospedal con motivo de su viaje al Vaticano para asistir a la proclamación como doctor de la Iglesia de San Juan de Ávila por el papa. "Es importante destacar que [Juan de Ávila] fue un hombre que hizo de la enseñanza una profesión y es conocido por la creación de innumerables colegios y por garantizar los conocimientos, sobre todo, a los más pequeños”. Cuan improcedente y de mal gusto es que en España se les conceda tanta importancia (ahora más que nunca en democracia) a las noticias generadas por el catolicismo. 

La ilusión de Cospedal

Es respetable la ‘ilusión’ de la presidenta manchega por ir a Roma y disfrutar con el doctorado concedido (a título póstumo, pues el homenajeado falleció en el siglo XVI) a un santo de su tierra, pero a un considerable sector de la población nada le importa el alborozo místico de una señora que debería guardar para su intimidad un fervor religioso que nada tiene que ver con el cargo público que ostenta, pues por mas que el dogma de Roma se imponga como religión oficiosa en nuestro país, no deja de ser una creencia como otra cualquiera cuyo solo enaltecimiento discrimina al resto de las confesiones.
Doctores tiene la Iglesia
Puestos a rizar el rizo, parece grotesco que se celebre el ‘doctorado’ de nadie (aunque sea un santo) cuando a los jóvenes doctores y doctoras de nuestro sufrido país se les está recortando la ilusión y el presupuesto para la investigación y se les fuerza a emigrar a países donde se valoren sus conocimientos por no quedarse en el suyo para, con suerte, trabajar a media jornada en un supermercado después de leer su tesis doctoral. Dejo constancia de que lo que acabo de exponer es un caso real y no una boutade literaria.
Rizando aun más el rizo, considero un patinazo de padre y muy señor mío que, en plena euforia romana, la señora Cospedal enfatizara en lo mucho que Juan de Ávila hizo por la enseñanza y elogiara a los maestros y el arte de enseñar en contraposición con los brutales recortes que el partido que representa aplica a la enseñanza y a quienes la ejercen como profesión.






Si una foto hecha anteayer parece de los años cuarenta, 
algo muy grave está sucediendo.


De ilusión también se vive
Al igual que María Dolores de Cospedal habló en rueda de prensa de la “ilusión [que le hacía] ir a Roma”, quiero dejar constancia de otras ilusiones tanto o más importantes, concretamente de las mías.
Me haría ilusión que no no nos gobernaran políticos que, como la presidenta Cospedal, se ponen peineta y van de luto a procesiones como si aun viviéramos en la España del nacionalcatolicismo.
Me haría ilusión que quienes representan 'al pueblo' no hicieran ostentación  de sus creencias religiosas al mismo tiempo que ejercen su cargo.
Me haría ilusión que la derecha respetara a los jueces que defienden las libertades tanto como a los que condenan el aborto, aunque en ambos casos los magistrados plasmen su postura personal.
Me haría ilusión que la muralla más altas e infranqueable que se construyeran en nuestra nación se destinara a separar, de una vez por todas, a la Iglesia católica del Estado.
Me haría ilusión que los obispos se abstuvieran de dar unas opiniones que la mayoría no les pide.
Me haría ilusión que los informativos no le concedieran a la Conferencia Episcopal más espacio ni más tiempo que el que recibe, por ejemplo, la Iglesia Mormona Española.
Me haría ilusión que la señora Cospedal no alardeara de su “ilusión” por ser 'peregrina' si su ‘peregrinaje’ (que no es a pié sino en avión y con escoltas) lo pagamos con nuestros impuestos los recortados contribuyentes.
Colofón
Todo esto me haría ilusión, pero soy sensato y consciente de que 'de ilusión, también se vive'.

1 comentario:

  1. Lo que a mí me haría ilusión, además de todo lo relacionado por usted, es que el personal viera la luz, pero no la que vio Pablo cuando se cayó del caballo, sino la contraria: que dejara de creer en supersticiones, de ser católico "no practicante" (como si eso existiera) de bautizar a sus hijos y envenenarles el cerebro después, llevándolos a clase de religión, de casarse por la Iglesia,etc.
    En fin, de no tener creencias sólidas, pero seguir la corriente porque, como dice un personaje de una canción de Sabina: "algo tiene que haber".
    Si a todos se nos abrieran los ojos y nos olvidásemos de supercherías, quizá los gobiernos, al menos los de izquierda, se atreverían a poner a la Iglesia Católica en el lugar que le corresponde, junto al Hare Krishna, un suponer. Pero, mientras la clientela sea numerosa, hay que darle lo que neceista. O sea, como el Sálvame.

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