viernes, 30 de diciembre de 2011

NO ES LOS MISMO UTILIZAR EUFEMISMOS QUE DECIR TONTERÍAS, SEÑORA MATO





En el microcosmos de la política los eufemismos son una herramienta que suaviza las mas controvertidas declaraciones, convierte en tolerables muchas medidas impopulares y transforma en políticamente correctas las críticas, infamias y denuestos que tanto abundan en el arte de gobernar.


De los "daños colaterales" al "cese temporal de convivencia"

Se habla de “daños colaterales” cuando se informa de muertes civiles, “operación militar” como sinónimo de invasión de una nación, “escudos humanos” en alusión a mujeres y niños expuestos como objetivo bélico y “fuego amigo" como el causante de muertes por error en el propio bando.

Son eufemismos con los que se intenta expresar decorosamente algo que dicho tal cual es resultaría duro, malsonante o difícil de admitir, y hasta verbalizar, sin ocasionar sonrojo. Recordemos que, gracias a un eufemismo, fue como la Casa Real pudo obviar la palabra “separación” al anunciar, hace años, el “cese temporal de la convivencia” entre la infanta Elena y su marido, el estrambótico Jaime de Marichalar.


Eufemismos en tiempos de crisis

En tiempos de crisis, los eufemismos ayudan a que los ciudadanos asimilen mejor las malas noticias suministradas por los medios. Al igual que sucediera con Zapatero cuando la "desaceleración" y el "crecimiento negativo" sustituyeron al vocablo crisis, el nuevo y flamante ministro De Guindos ha anunciado que éste trimestre la economía española arrojará cifras de “crecimiento negativo” igual que en el primer trimestre del año entrante. Es decir, que habrá seis meses consecutivos de decrecimiento, o lo que es lo mismo, una entrada en “recesión” aunque De Guindos no haya querido pronunciar la palabra en cuestión haciendo caso omiso a los propósitos de “llamar al pan, pan y al vino, vino” tal y como anunció en su discurso de investidura el ya presidente Rajoy.


Ana Mato y la “Violencia en el entorno familiar”

También la nueva Ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad Ana Mato ha recurrido éstos días a un eufemismo, esta vez desafortunado y ambiguo, al considerar el asesinato de una mujer por su pareja en un pueblo almeriense como un acto de “violencia en el entorno familiar”. Una desacertada expresión que la directora general del Instituto Andaluz de la Mujer, Soledad Pérez, calificó como "un retroceso, un paso atrás y un error al no reconocerse que éste asesinato fue fruto de la violencia de género, de la violencia machista y quedar solo en el eufemismo de la violencia familiar".

Aunque al día siguiente la ministra rectificara, lo hizo diciendo que "no hay ningún cambio de terminología sino solo una manera de hablar", "da igual el nombre cuando al final se trata de un asesinato” y también que "lo importante no es el nombre, sino que todavía hoy haya muchas mujeres que mueren a manos de las personas que, en teoría, más deberían quererlas".


¿Está usted segura de que el nombre no importa señora Mato?

Si “lo importante no es el nombre” según la señora Mato, ¿podría explicar de un modo convincente porqué su partido se opone a los matrimonios entre personas del mismo sexo y se alega solo un rechazo a que esas uniones se llamen igual que los matrimonios tradicionales como si fuera solo “una cuestión de nombre?”

En una entrevista radiofónica a Alicia Sánchez-Camacho, la lideresa del PP catalán declaró que “nosotros desde luego hemos sido partidarios de las uniones entre personas del mismo sexo, pero no con el mismo nombre que el matrimonio que todos hemos conocido hasta ahora”, una afirmación hecha desde un falso progresismo de derechas con en el que ni ella ni la mayoría de sus compañeros de partido comulgan, pues es de sobra sabido que no es cuestión del nombre que se le de a la unión de dos personas sino la negación de los derechos inherentes al hecho de ser pareja y estar oficialmente casados siendo del mismo sexo.


Colofón

Los eufemismos son un recurso retórico que se convierte en necesario para suavizar la realidad y cuyo uso parece irresistible para los políticos, sobre todo cuando están en el poder. El recientemente derrotado gobierno socialista utilizó un repertorio eufemístico con el que parecía huir de la realidad, tanto que evitó utilizar la palabra “crisis” cuando nos encontrábamos (igual que media Europa) inmersos en ella y se nos hizo creer que la recuperación económica era inminente en base a unos “brotes verdes” que no eran mas que un deseo sin datos que avalaran su existencia. Pero al parecer su forma de actuar fue la adecuada en aquellos momentos y lo mismo habrían hecho los populares de haber gobernado entonces. De hecho, el nuevo gobierno de Mariano Rajoy sigue la escuela del de Rodríguez Zapatero cuando sus primeras declaraciones en materia económica son clónicas a las del gobierno socialista. ¿Fallaron antes los del PSOE o es el PP quien reconoce que acertaron en su modo de comunicarse con la ciudadanía? Tal vez no se trate de lo uno ni de lo otro y no haya mas certeza que la necesidad de los políticos de utilizar los eufemismos como herramientas de convicción al propagar ciertas informaciones dirigidas a sus potenciales votantes y cuya aceptación no se quiere perder.

Alberto Soler Montagud

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