En su primer discurso, el candidato Rubalcaba irradió optimismo, seguridad y derrochó elocuencia, oficio y credibilidad mientras transmitía una contagiosa sensación de que “nada está perdido digan de lo que digan las encuestas”. Sin embargo, tras la exposición, fueron muchos los que opinaron que, a pesar de lo atractivo de las propuestas de Rubalcaba (cambios en la política fiscal; que los bancos destinen beneficios a crear empleo; restablecimiento de un nuevo impuesto de patrimonio…), el número dos de Zapatero le debía una explicación al electorado del por qué de su repentino giro a la izquierda, un cambio de rumbo que probablemente se deba a los negativos resultados de la política llevada a cabo por el gobierno al que el señor Rubalcaba aun pertenece, al no gestionar satisfactoriamente una crisis internacional y de la que, obviamente, el señor Rodríguez Zapatero no es culpable ni responsable por mucho que algunos sectores lo repitan con insistente perversidad goebbeliana.
Una ideología y unos valores que había que recuperar
Tras un fructífero intercambio de opiniones con Marta Trenzano, una joven promesa-realidad del panorama político valenciano, la militante del PSPV-PSOE me aseguró que las propuestas de Alfredo Pérez Rubalcaba le parecían “coherentes con la situación actual” y dijo ver en ellas “la influencia de Felipe González sobre todo cuando Rubalcaba habló de Europa y de las exigencias a bancos y a cajas”. Según Marta Trenzano, el discurso del aspirante a la presidencia de Gobierno “suena convincente porque está hecho desde una ideología y unos valores que comenzamos a recuperar”.
El derecho de Rubalcaba a discrepar
Reconozcámosle a Rubalcaba el “derecho” a discrepar con la línea seguida hasta ahora por el Gobierno de Zapatero si considera que ha sido ineficaz y/o incompatible con su criterio. También a Rubalcaba, como cualquier ser humano, le asiste el “derecho” de elaborar y proponer nuevas directrices así como a virar en sus planteamientos en un intento de afrontar y salir airosos y cuanto cuanto antes de la crisis económica. Son estos “derechos” los que sustentan y fundamentan las propuestas que Rubalcaba expueso en su discurso del sábado 9 de julio, unos “derechos al cambio y a la adaptación a las circunstancias” que debería reivindicar y clarificar para que nadie interprete su postura solo como una estrategia para acaparar votos. Consideremos que, hasta ahora, Alfredo Pérez Rubalcaba ha actuado como vicepresidente primero del Gobierno y, como tal, ha sido fiel a las directrices del gabinete presidido por José Luís Rodriguez Zapatero. Sin embargo, ahora que su partido le está pidiendo mucho más con la propuesta de que encabece las listas del PSOE para optar a la presidencia del Gobierno, el señor Rubalcaba se encuentra en la tesitura de su derecho y obligación de exponer sus puntos de vista personales sobre qué medidas adoptaría si el electorado le otorgara su confianza a través de las urnas.
Un cambio de responsabilidades, y no un cambio de opinión
No es que el señor Rubalcaba haya cambiado de opinión, o al menos no debería ser así. Es evidente que Alfredo Pérez Rubalcaba ha cambiado de responsabilidades. Y precisamente por las tareas y cometidos que a partir de ahora surgirán, quien fuera vicepresidente primero, es ahora el candidato propuesto por el PSOE para acceder al cargo de mayor responsabilidad en el organigrama de nuestro sistema democrático. Por estos, y no por otros motivos, el señor Rubalcaba tiene la “obligación” de exponer con claridad y sin tapujos lo que el electorado debe saber acerca de sus discrepancias -o no discrepancias- con la línea seguida hasta ahora por el Gobierno de Zapatero, su postura personal ante la situación socio-económica actual y sus proyectos si llegara a ser presidente de Gobierno.
EL DECÁLOGO DEL DISCURSO DE RUBALCABA
1. Ya de entrada llama la atención que el candidato Rubalcaba, en su primera comparecencia, concretara mas propuestas de gobierno que el líder de la oposición ha plasmado en casi ocho años de quejas sin apenas aportar soluciones.
2. Sorprendió la valentía y la elegancia con que el aspirante socialista manifestó su voluntad de "rectificar” ciertos aspectos de la línea seguida por su todavía jefe quien, en primera fila, asentía y escuchaba atento su parlamente.
3- Rubalcaba proclamó que no haría promesas de "aquello que no se pudiera cumplir", una declaración que a muchos les remitió (tal vez desde el subconsciente) al irreal y tantas veces censurado optimismo Zapatero cuando ha planteado pronósticos tan ingenuos como incumplibles en tiempos de crisis.
4- En una de sus propuestas de mayor carga ideológica de izquierdas, Rubalcaba dijo que “los bancos y las cajas deberían destinar parte de sus beneficios a crear empleo y afirmó que si el Estado tuviera que acudir al rescate de alguna caja, debería convertirse en partícipe de los órganos ejecutivos de la misma "para asegurar que los españoles no pierdan un solo euro".6- Con respecto a la problemática del paro, el aspirante manifestó que "lo urgente" no es otra cosa mas que la creación empleo. Rubalcaba se mostró realista al reconocer que es imposible “recuperar dos millones de empleos con la vivienda" y que no habrá mas remedio que ir buscarlos a otros sectores.
7- La ética socio-económica también estuvo presente en el discurso al mencionar temas como la “igualdad de oportunidades”, la "intolerable brecha salarial" entre hombres y mujeres, la necesidad de una “austeridad pública y privada", el restablecimiento de un nuevo impuesto sobre el patrimonio que no grave a las clases medias sino sólo a "los grandes patrimonios" y lo "indecente y absolutamente inmoral" de los paraísos fiscales.
8- Inteligente y hábil fue la postura de Pérez Rubalcaba al no mencionar a Mariano Rajoy en ningún momento, eludiendo entrar en esa “política de la crispación” en la que tan cómodos se sienten los populares.
9- Es de destacar otro de los aspectos enfatizados por Rubalcaba a lo largo de su discurso: la defensa de la pertenencia de España al “pacto del euro” y el compromiso de “cumplirlo” a fin de evitar “desequilibrios que no podemos permitir” en temas como déficit, deuda, balanza de pagos o inflación."No es cierto que el déficit sea progresista" dijo Rubalcaba en un intento de calmar las turbulentas aguas de los mercados financieros.
10- Y ya por último, Pérez Rubalcaba dijo algo que casi nunca suelen plantear los líderes de los partido mayoritarios de nuestro sistema bipartidista: en concreto la propuesta de una posible reforma electoral.
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