Quienes se consideran indignados, cabreados y mal administrados por una clase política a la que ya no soportan, han decidido tomar pacíficamente las calles y plazas, de las principales ciudades españolas en vísperas de las elecciones del 22-M. Con su actitud, este grupo de descontentos ha generado un conato de ilusión en una ciudadanía también descontenta por la mezquina mediocridad y los despropósito de muchos políticos que no saben representarse a si mismos ni consiguen que su honestidad sea creíble.
Un movimiento que inspira simpatía
Si bien es cierto que aun no parece claro el grado de "espontaneidad" e improvisación que pueda haber en esta organización de jóvenes, y no tan jóvenes, que sin una aparente organización han movilizado a decenas de miles de ciudadanos indignados por la actuación de unos gobiernos (a nivel central como autonómico o municipal) incapaces de dar solución a problemas como el derecho al trabajo, a la vivienda, a la sanidad y a la educación sin trabas ni fisuras, debo reconocer que es fácil simpatizar con el espíritu que les mueve y compartir casi plenamente sus reivindicaciones.
Que pretende "Democracia Real Ya"
Democracia real, no es mas que una masiva participación, una ejemplar iniciativa que nace desde las bases de ciudadana promovida por la indignación ante los fallos del sistema y los políticos encargado de gobernar a estos ciudadanos que un día les eligieron y que ahora les cuestionan.
Democracia Real no sale a la calle a protestar contra un partido o un líder en concreto a quienes considere como el origen de todos los males que nuestra sociedad atraviesa. No claman contra el actual Gobierno como responsable de la ineficacia de la lucha contra la crisis y el paro sino que sus objetivos van mucho mas allá cuando meten a gobierno y oposición en un mismo saco y a ambos les hace responsables de una de la ineficacia ante una crisis económica que achacan al sistema democrático sin que se identifiquen como un colectivo anti-sistema (ni yo creo que lo sean).
Algunas reivindicaciones concretas
Democracia Real busca el cambio de una Ley Electoral que permita ocupar al menos un escaño a muchos partidos minoritarios no nacionalistas cuyos votos valen menos que los de otras formaciones.
Democracia Real reivindica las listas electorales abiertas.
Democracia Real se opone a los privilegios de clase (algunos de ellos vitalicios) inherentes a la condición de “político profesional”.
Democracia Real busca un cambio en la Ley Hipotecaria para que la entrega al banco de la vivienda objeto de un préstamo salde la deuda contraída.
Democracia Real reclama que la justicia castigue a los políticos irresponsables y delincuentes que utilicen las instituciones de todos en su propio beneficio.
Democracia Real pretende una “democracia” “real” para que sea el pueblo quien ostente la soberanía y no el capital manejado por los banqueros que someten a los gobernantes tanto de izquierdas como de derechas.
Democracia real quiere incentivar el voto y que la ciudadanía recupere su fe en la democracia acudiendo a votar como un derecho que también tiene la “obligación” de ejercer.
Democracia Real critica el conformismo y el carácter funcionarial que ha hecho de los sindicatos unos organismos al serbicio del sistema que les mantiene a base de subvenciones.
¿"Democracia Real Ya" es de izquierdas?
Quien así piense o está equivocado, o va bastante despistado o tiene mucho miedo al palo que pueda recibir si progresa este movimiento. Si se identifica izquierdismo con conciencia y reivindicación social, es fácil que el contenido de las pancartas de los miles de acampados en las plazas de casi toda España le suene a consignas habituales de la izquierda. Sin embargo, si se lee detenidamente cada una de las reivindicaciones es fácil comprobar que son las mismas que cada día se plantean millones de ciudadanos, tanto votantes de uno como del otro de los dos partidos mayoritarios. Y precisamente ahí tenemos el quid de la cuestión y la razón del miedo y el despiste tanto del PSOE como del PP ante esta revuelta popular de la que ambos partidos serían los principales perjudicados, sobre todo el PSOE.
Si cualquiera de los dos partidos mayoritarios hicieran suyas las consignas de Democracia Real es seguro que les harían ganar muchas simpatías ante sus votantes quienes las suscribirían encantados. Sin embargo, como la fidelidad de voto hacia el PP es mucho mayor que la de los votantes del PSOE (siempre mas abiertos al voto de castigo e incluso a la abstención) es muy probable que las protestas de los acampados acabe hiriendo a los socialistas y tan solo haciendo algún rasguño a los populares.
Algunas falacias
La habitual prensa carroñera y maledicente ha proclamado desde sus respectivas cavernas una serie de consignas para desacreditar a Democracia Real, un movimiento que no solo es noticia de portada en todo el orbe sino también ha generado respuestas populares similares en muchas ciudades emblemáticas del viejo y del nuevo continente.
En este sentido remito al lector al excelente y breve decálogo de Ignacio Escolar en www.escolar.net donde con el título “Diez mentiras sobre Democracia real Ya” deja claro que este movimiento trae propuestas y no solo protestas, no va contra la democracia, ni es antivoto, ni pretende acabar con los políticos, y sobre todo, no es un movimiento antisistema ni violento.
Es fundamental poner las cosas en su sitio cuando por una vez surge algo digno de ser contemplado con esperanza aunque también debamos hacerlo con la prudencia y la expectación que dicta la experiencia.
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