martes, 18 de mayo de 2010

SÍNDROME DE ENAJENACIÓN DELIRANTE “POR OPUESTOS”





Caso clínico psiquiátrico con Francisco Camps como presunto paciente.

En ciertas situaciones en las que un individuo niega sistemáticamente la realidad (rasgo muy común en miembros de la clase política) deberemos valorar la existencia o no de un proceso patológico cuya gravedad estará en función de que se asocie a una "desconexión con la realidad". Se trata de casos en los que el paciente recurre a las mentiras como un catalizador que les permite sintonizar sus delirios con la percepción subjetiva de aquello en lo que creen ('su’ realidad) y hasta ‘pueden’ hacer creer a los demás.

Tal vez sea por deformación profesional pero, me han llamado poderosamente la atención las manifestaciones clínicas que he observado en un conocido personaje de la clase política valenciana que tal vez esté aquejado de una de estas patologías, concretamente el sub-tipo que va asociada a los llamados ‘opuestos’.

Comencé a detectar algunos síntomas cuando el Tribunal Supremo decidió reabrir la causa contra F.C. y, como reacción inmediata, el paciente comenzó a manifestar unas ‘falsas creencias’ (síntoma típico) que le impelían a negar la realidad presente y futura.

Intentaré explicarlo mejorcon una de sus primeras declaraciones:

"No puede haber juicio porque no hay nada de nada"

Observada con detenimiento, comprobamos que esta frase lleva implícitas dos "falsas creencias": una es la propia inocencia y la otra una especie de ‘poder’ o ‘don’ que el señor C. cree poseer y que le permitiría predecir lo que aun está por suceder ("no habrá juicio"). Debe tenerse en cuenta que la frase fue pronunciada con una característica entonación de ‘profecía mesiánica’ que suele ser de muy mal pronóstico.

Valoremos ahora la reacción del señor C. una vez que conoció una resolución del Tribunal Supremo en su contra. El señor C. convocó de inmediato a la Junta Directiva Regional de su partido para agradecerles su incondicional “apoyo” (agradecimiento que hizo extensivo al presidente nacional de la formación política). Llama poderosamente la atención que surgieran estos “apoyos” (que algunos psiquiatras denominan “adhesiones patológicas”) ya que suelen ser la respuesta de los individuos que conviven con quien sufre este trastorno. Los “apoyos” se interpretan como una especie de ‘contaminación tóxica’ que el visionario delirante transmite a quienes le rodean y que a la larga pueden generar algún otro tipo de patología por mimetismo.

Durante dicha reunión con sus compañeros de partido, el señor C. manifestó su intención de presentarse a la reelección del cargo que ostenta a pesar de la delicada situación por la que atraviesa. Apreciamos aquí un claro signo de ‘autoconfianza mórbida’ (“soy capaz de hacerlo”, “quieren acabar conmigo pero no podrán”) que redunda en la “negación de la realidad” y apunta ya a un inicio de “desconexión” con la misma.

Analicemos a continuación cinco ilustrativas frases pronunciadas por el señor C.:

"Soy honrado, nadie se cree que el presidente de una comunidad autónoma pueda venderse por tres trajes"

"Es falso este proceso, es mentira todo lo que se dice de mí"

"Todos los informes son tendenciosos y quieren generar una sombra de duda sobre la Administración valenciana"

"El proceso es de risa, no se sostiene, no se lo cree nadie"

Pero, sin duda, la frase que más llama la atención (y nos permite llegar a un certero diagnóstico) es la quinta y última:

"No me preocupa nada. Soy como Juan sin miedo, porque nada temo"

Esta contundente declaración resulta característica de alguien que sufre, vive aterrado y se escuda en los “opuestos” para sobrellevar una realidad que, aunque la ignora, no deja de atormentarle (aclaremos que los “OPUESTOS” son aquellos actos y/o manifestaciones que expresan justo lo contrario de lo que se aloja en el subconsciente).

Descompongamos la frase en cuestión y valorémosla desde una óptica psicoanalítica:

Cuando el señor C. dice “No me preocupa nada…”, está reflejando una preocupación que angustia a su “yo”. Nos encontramos aquí ante con un sentimiento que intenta emerger desde el “subconsciente” y que adopta la apariencia de un “opuesto” (no me preocupa” sería el “opuesto” defensivo de una preocupación que no es reconocida como tal).

Igualmente, “…nada temo” no es otra cosa mas que el “opuesto” de un verdadero ‘miedo’ que atenaza a quien lo sufre hasta llegar a desequilibrarlo.

Pero, lo más interesante y conclusivo de la frase surge cuando el señor C. dice:

“…soy como Juan sin miedo…”

Encontramos aquí cinco palabras que muestran una regresión patológica al “yo” más atávico e infantil del señor C.

El mismo día que se publicaron estas declaraciones en la prensa, contacté por correo electrónico con el ilustre psicoanalista Oswaldo Cabrera (discípulo de Erich Fromm, quien a su vez lo fue de Freud) para solicitar su opinión sobre este interesante caso de “Enajenación Delirante por Opuestos”.

Apenas dos horas después, recibí un e-mail de este eminente psiquiatra y filósofo argentino del que reproduzco, como colofón, unos interesantes fragmentos (sugiero al lector que mentalice las palabras de mi ilustre colega y maestro argentino confiriéndoles el característico acento porteño que impregna cada una de sus alocuciones):

“ …por ello, estimado colega, coincido con usted en que “Juan sin miedo” se nos representa como un “icono equivocado” de la infancia de su paciente, quien, sin duda, vive prisionero de innumerables “opuestos”.

"Considero que cuando pronunció las palabras “sin miedo” el paciente sentía justamente lo contario: mucho miedo".

"Igualmente (y por similitud con un caso que atendí en tiempos de Videla) considero que el cuento de los hermanos Grimm al que recurre el señor C. Es una clara “representación sustitutiva” de un “opuesto”, sin duda el más significativo del proceso.”

“…en mi hipótesis, tengo el convencimiento de que el señor C. Pensaba en “El sastrecillo valiente” como verdadero referente alojado en sus recuerdos infantiles y no en el cuento que mencionó (que por otro lado es tambien significativo por plasmar la inversa del miedo que siente). Sin duda, algún acontecimiento del presente relacionado con el oficio de sastrería o con alguna prenda confeccionada por uno de estos artesanos, ha puesto en marcha el mecanismo que ha conducido al señor C. al proceso que padece ”.

“…en cualquier caso, estimado colega, le agradecería que me enviara cuanto antes más detalles de la biografía de su paciente para poder determinar cual es la causa de su ‘fobia encubierta’ hacia los sastres. Es de nuevo mi intuición la que me lleva a pensar que en esa curiosa fobia hallaremos el origen y el desencadenante de este interesante caso de ‘Enajenación delirante por opuestos’, un diagnóstico en el que coincido plenamente con usted.


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