lunes, 11 de abril de 2016

Cuando condenar el terrorismo es políticamente incorrecto






Estoy de acuerdo con que se condenen ciertas actuaciones como la venta de armas por parte de Occidente a los países implicados en conflictos que propician el terrorismo islámico, pero no comparto que ésta ni otras circunstancias se utilicen para justificar los atentados yihadistas por quienes, queriendo parecer políticamente correctos, los contemplan únicamente como la consecuencia de intervenciones desacertadas por parte del mundo occidental y no como lo que es: una manifestación de la maldad basada en el terror y dirigida destruir a ciertos gobiernos y a un modelo de sociedad.

Exculpar el terrorismo enfatizando en sus causas sociopolíticas más que en la violencia en si es enmascarar la realidad. Con frecuencia, muchos hipócritas obsesionados por parecer políticamente correctos, silencian lo que en verdad piensan y ocultan su dicotomía moral respecto a temas tan delicados como la inmigración o el terrorismo. Quienes así actúan, se pierden en ambiguas argumentaciones y evitan afrontar una realidad incómoda por miedo a ser tildados de islamófobos.

Si bien es cierto que el comportamiento de Occidente es nefasto al propiciar el terrorismo a través del negocio de las armas, también lo es que la sociedad occidental sufre una epidemia de barbarie que hace más probable morir en una masacre o un asesinato como los que cada día se producen en Estados Unidos o Brasil, que no en un atentado yihadista como el  reciente de Bruselas. También es un hecho que nuestro democrático sistema ha creado unos horribles monstruos a los que ha alimentado invirtiendo millones de dólares en armarlos y entrenarlos para luego dejarlos sueltos y sufrir las consecuencias de su barbarie. Sin embargo, nada de esto debe servir para justificar el terrorismo, al menos no con la ligereza que lo hacen algunos neoprogres que, en su afán por defender los derechos del mundo musulmán, responsabilizan a los estados occidentales de los atentados islamistas casi más que a los terroristas que los perpetran.






Se da también contradicción de que algunos farsantes con moral de doble rasero, apoyan la integración de los musulmanes en nuestra sociedad pasando de puntillas sobre la lucha antiterrorista mientras, en su fuero interno, nada les incomodaría más que una colonia musulmana –con todas las consecuencias sociales, culturales y religiosas que esto implica– se instalara en su barrio.

En lo referente al terrorismo, hay sectores de la derecha que propician la xenofobia aprovechando la sensibilidad ciudadana que se produce tras un atentado. Por otro lado, a algunos radicales de izquierdas les cuesta condenar las actuaciones terroristas por no parecer xenófobos. Hay mucha confusión tanto en lo referente al terrorismo como la actitud a adoptar ante la inmigración, temas muy delicados que deberían ser afrontados con naturalidad, valentía, raciocinio, un inmenso respeto exigible a ambas partes (tolerancia a unos y voluntad de adaptación al país que los acoge a los otros) y siempre preservando los derechos humanos para conseguir que la inevitable barrera de la diferencia cultural no impida una convivencia pacífica. 



Alberto Soler Montagud
Médico y escritor


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