Que el PSOE arremetiera ayer como lo hizo contra la juez de los ERE me
resulta tan familiar y se parece tanto a lo que, por sistema, censuran al PP,
que los políticos de ambas formaciones se me antojaron como si fueran esos niños
con babero –de los de antes– que juegan al 'y tú más' (o el 'ya no te ajunto')
en el patio del colegio, con la única salvedad de que, en asuntos como la
corrupción o la justicia, no admito niñerías, ni permito que jueguen conmigo,
ni transijo a mirar hacia otro lado más que el lado de la coherencia que, por
cierto, es vecina de la decencia y también de la transparencia.
Dijo ayer Elena
Valenciano (y tal vez llevara razón, no se la negaré, pero tampoco voy a
otorgársela porque no es esa la 'razón' que ahora cuestiono) que le parece 'chocante'
que el auto de la juez Mercedes Ayala
coincida con el anuncio de las primarias andaluzas.
Vale, acepto 'chocante' como calificativo e incluso como animal de compañía si así lo desea la señora Valenciano, pero dejo constancia de que mas 'chocante' me resulta que a los jueces se les esté 'juzgando' y cuestionando (y hasta fulminando como ocurrió con Garzón) en función de cual sea el partido político que emita un 'juicio' u opinión sobre ellos (o ellas), y que formaciones políticas queden perjudicados (o beneficiados) por sus decisiones. Y que conste que la juez Ayala no es santo de mi devoción, pero tampoco los es de mi anti-devoción. La contemplo con respeto y sólo como una juez a la que no ataco ni defiendo, porque nada me impele a hacerlo, al menos por ahora.
Vale, acepto 'chocante' como calificativo e incluso como animal de compañía si así lo desea la señora Valenciano, pero dejo constancia de que mas 'chocante' me resulta que a los jueces se les esté 'juzgando' y cuestionando (y hasta fulminando como ocurrió con Garzón) en función de cual sea el partido político que emita un 'juicio' u opinión sobre ellos (o ellas), y que formaciones políticas queden perjudicados (o beneficiados) por sus decisiones. Y que conste que la juez Ayala no es santo de mi devoción, pero tampoco los es de mi anti-devoción. La contemplo con respeto y sólo como una juez a la que no ataco ni defiendo, porque nada me impele a hacerlo, al menos por ahora.
Por
cierto, como los lectores más avezados habrán adivinado hace varias líneas, este
largo preámbulo viene a cuento todo de que en la cúpula socialista haya
caído como un jarro de agua fría la imputación de la ex ministra Magdalena
Álvarez (un joya a la hora de crear perlas de hemeroteca que me hizo reír
con ganas –de buen rollo– a golpe de frases y despropósitos célebres). Y lo
entiendo, pero no comparto que, en lugar de confiar en la justicia y de
respetar una decisión judicial (que, a priori, debería contemplarse como
imparcial), las declaraciones de ayer por parte de muchos prebostes socialistas
fueran casi idénticas a las que les censuran a los políticos del PP cuando
defienden la presunta honestidad de sus militantes imputados por corrupción.
Seamos
serios, por favor.
Incluso si
fuera cierto que la jueza del carrito (como la llama hoy Antonio Gala) no actua
adecuadamente o lo hace con torpeza y en perjuicio del PSOE, habría formas y
formas de cuestionarla, pero no deberían parecerse ni en sueños al talante
conspiratorio-paranoico que exhibe el PP ('todos los jueces de la Gürtel
van contra nosotros menos los jueces amigos") al corear los mantras que
les redactan los Marhuendas y demás ideólogos de guardia.
Bastantes
votos ha perdido ya el PSOE como para que se les vea un plumero que, de
tenerlo, no les convendría exhibir.
Lo pido
desde mi imparcialidad y desde la alergia que siempre he tenido a poseer un
carnet de militancia política alguna, circunstancia que me confiere la
independencia suficiente para no tener que guardar fidelidad a nada y a nadie
mas que a la razón, el sentido común y a la ética.
Como
despedida, quisiera suscribir las palabras de Antonio Miguel Carmona cuando,
hace un par de días, se manifestó a favor de una "máxima transparencia en
relación a los ERE"; "aunque sólo sea por la importancia de dar
ejemplo", añadiría un servidor.
Alberto Soler Montagud
PS.
Por
cierto, y a título de curiosidad, ruego que si alguien lo sabe, me informe de
cuantos papeles lleva la juez Mercedes Ayala cada día a su trabajo (y ya
puestos, cuantos pesarán, más o menos) para que necesite arrastrarlos en un troller camino de los juzgados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario