Una vez superado el riesgo de una
quiebra nacional en los EEUU que mantuvo en vilo a los mercados financieros
hace un par de semanas, el Tea Party republicano volvió de nuevo a la
carga contra el presidente Obama y su intento de consumar una reforme
sanitaria. En esta ocasión, el acoso a la administración del partido demócrata se materializó arremetiendo contra la secretaria de Salud (cargo equivalente al
que ostenta nuestra Ana Mato) Katheleen Sebelius, en una dura
sesión en la que la derecha mas radical rechazó (una vez más) cualquier atisbo de cambio
en la sanidad pública que pueda perjudicar a las mútuas médicas estadounidenses por mas que se beneficie
a quienes no pueden pagar una póliza que les asegure asistencia sanitaria en
caso de enfermedad .
El énfasis de este último –por
ahora– ataque republicano se centró en contra de un deficiente funcionamiento de la página web
oficial donde se explica el
funcionamiento de los nuevos seguros médicos. Curiosamente, también algunos
parlamentarios demócratas aprovecharon para denunciar ciertos errores
detectados en la página.
Obama persevera en la reforma sanitaria
Sin entrar en matizaciones de
índole ideológico, es digno de encomio que el presidente Obama, tras cinco años
de feroz oposición en materia sanitaria, siga luchando con obsesiva
perseverancia porque todos los ciudadanos de su país tengan acceso a un seguro
médico, circunstancia que, de llegar
a materializarse algún día, sería el mayor logro social en Norteamérica desde que se
promulgara la ley del 2 de julio de 1964 que prohibía la aplicación desigual de
los requisitos de registro de votantes y la segregación racial en las escuelas,
en el lugar de trabajo y las instalaciones públicas en general.
Sin embargo, una visión realista
pone en evidencia cuan difícil lo tiene Barack Obama para que su país llegue a tener una sanidad pública accesible para todos según el modelo que tantas veces ha
elogiado aludiendo al que se disfrutó en España antes de que nuestro Tea
Party patrio y patriótico comenzara a desmantelarlo.
Derechas contra izquierdas
Asistimos a un curioso sincretismo
de política internacional ya que, mientras en la dolida España la derecha brega
por privatizar todo sector y servicio sanitario que se le ponga por
delante, sus análogos fanáticos del Tea Party estadounidense se esfuerzan por presentar al Obamacare (denominación
coloquial de la reforma sanitaria de Obama) como una imposición de corte
socialista apelando a la paranoica aversión anticomunista tan ligada al sentir
patriótico americano.
En cualquier caso, los sondeos
informan de que el apoyo al proyecto de Obama sigue siendo algo mayor que el
rechazo (en una proporción 60 a favor frente a 40 en contra) aunque las
probabilidades de que la reforma sanitaria se lleve a cabo sean mas bien
escasas.
Colofón
Vistos los hechos, y no sin una
pizca de sarcasmo, comparando las respectivas actitudes gubernamentales de los
EEUU y España frente a la sanidad pública, he llegado a la conclusión
de que si bien la Administración del presidente Obama fichó en 2012 a
quien fuera consejero de Sanidad en funciones del Gobierno Vasco, Rafael
Bengoa, para incorporarlo a su equipo de la reforma sanitaria, es harto
improbable que si los republicanos tomaran mañana las riendas de la sanidad en los
EEUU, cayeran en la tentación de contratar a Ana Mato ni a ningún consejero de sanidad de ninguna comunidad autónoma
gobernada por los populares para que
les asesoraran en política sanitaria de corte liberal.
Podría explicar los motivos en que
fundamento tal aseveración, pero son tan obvios que prefiero no quitarle mas
tiempo al lector que ha tenido la deferencia de llegar hasta este último
párrafo.
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