Hace un par de días llamó mi atención el anuncio de un concierto del mítico Dúo Dinámico en el Palau de La Música de Valencia conmemorando más de medio siglo de presencia en los escenarios. Me sorprendió que tanto Manuel de la Calva (76 años) como Ramón Arcusa (77 años) siguieran en forma para aguantar dos horas de música en directo repasando su extenso repertorio.
Recordemos que el dúo (que debutó
en 1958 en Radio Barcelona) fue pieza clave en la transición de una música de
posguerra compuesta por coplas, boleros y canción aflamencada a nuevos ritmos no
gratos para el conservadurismo franquista. Es digno de admiración que, camino
de los ochenta años, estos dos intérpretes recuerden sus viejos éxitos y lo
hagan –al parecer– por gusto y no por necesidad. Imaginemos cuan patético sería
que Manolo y Ramón siguieran en los escenarios movidos por un ansia de
perpetuidad, por apego a la fama y eclipsando intencionadamente a las nuevas
promesas para impedir que emergieran por creerse eternos.
Acudió a mi mente la imagen del
sexagenario Alfredo Pérez Rubalcaba
(el subconsciente siempre es imprevisible) en una conferencia para las juventudes socialistas cuando una joven
militante le pidió que se convocaran “primarias ya” argumentando que el discurso
del PSOE hace tiempo que "no
representa la esperanza de cambio y no genera ilusión”, lo que
promovió un aplauso unánime mientras la cara de Rubalcaba era todo un poema.
Buena
parte de razón llevaba la joven (cuyo nombre no ha trascendido a los medios),
pues hace tiempo que el PSOE no genera ilusión, pierde votos, desencanta a los
militantes, y mientras tanto, los viejos
rockeros que copan la cúpula del partido se han profesionalizo,
aparentemente ajenos a los deseos y las necesidades de las bases.
Ellos
(los empoltronados) sabrán el por qué de su empeño en seguir actuando, no de vez en cuando como hace
el Dúo Dinámico, sino a todo tren, como si el tiempo no hubiera transcurrido. Ellos
sabrán por qué no se limitan hacer algún bolo
nostálgico y ofrecer su emérita experiencia sin impedir que la nuevas promesas
emerjan de los puestos donde los tienen relegados para que ocupen los que ellos
debieron dejar hace ya mucho tiempo. Ellos sabrán a que tienen miedo cuando se
muestran tan reacios a una primarias.
A
título de advertencia, los viejos socialistas deberían considerar que si la
tendencia del PSOE se mantiene tal cual va (sin rentabilizar la pérdida de
intención de voto de los populares y
sin dar muestras de aceptar el cambio que los militantes exigen), puede que les
suceda como al PSI (Partido Socialista
Italiano) cuando tras una grave crisis interna en la década de los noventa,
se acabó disolviendo y creando un nuevo
partido que en 1998 se fusionó con otros dos de izquierdas para formar el
actual SDI (Socialistas Democráticos
Italianos).
El
que avisa no es traidor.
Alberto Soler Montagud
No hay comentarios:
Publicar un comentario