Aunque hace un par de años ya recomendé el video de Youtube incluido en este artículo, recurro a él de nuevo como excusa para formular unas sencillas preguntas que ayuden a reflexionar sobre una medida promulgada por el ayuntamiento de Madrid que, junto a otras que le preceden, cuestionan la idoneidad para que Ana Botella siga en el cargo que ostenta como alcaldesa no electa.
El video muestra a un grupo de músicos callejeros
procedentes de distintos lugares del planeta quienes, gracias a un eficaz
montaje y sin necesidad de que hayan tenido que reunirse en una sesión, nos brindan una versión colectiva de la preciosa canción “Stand by me” (“Cuenta conmigo”) de Ben E. King.
Durante la escucha, nada importa que los músicos
sean blancos o negros, ricos o pobres, analfabetos o letrados. No es relevante si
piden o no limosna tras cada actuación, si alguna autoridad local les ha
dado permiso para cantar o si han superado un examen para demostrar sus
cualidades.
Escuchar sus armonías y la exquisita coordinación del montaje
del audio invita a sentir una paz interior que nos hace creer que esta mierda
de mundo puede ser algo mejor. Es algo que se va haciendo hace patente segundo tras
segundo mientras avanza la audición.
Escuchemos y luego, intentemos reflexionar respondiendo a unas preguntas.
De Madrid…
al infierno del absurdo
Como
muchos sabrán, el pasado 9 de octubre el
Ayuntamiento de Madrid concedió un mes de plazo a los músicos callejeros
que amenizan las calles para que se presenten a un examen
en el que deberán acreditar su calidad interpretativa ante un tribunal del que nada
sabemos acerca de sus conocimientos musicales, aunque podemos intuir que su carencia de sensibilidad y empatía por las clases marginales está mas que asegurada.
Consta en la solicitud que los aspirantes
deberán indicar qué tipo de música interpretan y el número de intérpretes que
son en el caso de que se trate de un grupo y no de un solista.
Se solicita (como si de una oferta de trabajo se
tratara, vaya ironía) el currículum de cada artista callejero. También se advierte que
las actuaciones no se podrán llevar a cabo en las zonas acústicamente
protegidas de la ciudad aunque se nada dice de si, a posteriori, se proyecta decretar zona acústicamente protegida a todo el centro de Madrid, incluidos
los subterráneos del metro. Son tan capaces de hacerlo que no es mi intención
ironizar al plantear tal suposición.
Aunque la excusa oficial de esta medida, dicen, obedece al deseo de "garantizar
el derecho al descanso de los vecinos", si se rasca en el cascarón de la
hipocresía de la alcaldesa y sus aláteres, es fácil intuir un trasfondo de
exclusión y de presunto exterminio (dicho sea con todas las reservas que la sinonimia permite) de
cientos de individuos pertenecientes a colectivos marginales. Recordemos que
hace pocos días (¿formará todo parte de una misma campaña?) se hizo público que
el ayuntamiento de Madrid piensa multar hasta con 750 euros a quienes
ejerzan la mendicidad por las calles y que la cifra ascenderá a 1500 en caso de acoso o coacción como
ofrecerse para limpiar parabrisas en un semáforo.
Pero, vayamos a las preguntas:
¿No parece
una falta de humanidad multar a quienes ejerce la mendicidad?
¿No resulta sugestivo que tal falta de caridad cristiana la haya parido una ‘ex-niña
pija’ y ‘ex niña bien’ (hoy pija adulta y 'mujer bien ajada'),
católica apostólica y romana para mas señas?
¿No es digno de análisis que esta misma
individua fuera capaz de irse de vacaciones a un spa portugués poco después de conocer la noticia de la tragedia de
Madrid Arena?
¿No chirría a la razón que para tocar un instrumento en la calle tenga que aprobarse un examen mientras
que a los políticos que dictan tal norma sólo les baste demostrar su capacidad para engañar
a los electores con falsas promesas?
Dos últimas preguntas
como despedida
¿Será esta otra maniobra del PP para acabar con la
cultura, o tal estemos ante un intento de crear puestos de trabajo en las
calles para favorecer a los músicos que van yendo al paro falta de subvenciones?
¿Es decente equiparar a los solistas y las bandas
musicales callejeras con esas
otras bandas organizadas que
promueven la mendicidad y la prostitución utilizando métodos coercitivos con
los que obligan a sus esclavos a ejercer tan denigrantes actividades?
No haré ningún comentario.
Alberto Soler Montagud
Médico y escritor
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