“Sal y distráete un poco”
“Debes poner algo de tu parte”
“No
pienses tanto”
“No sé por qué estás así o de qué te quejas si no te falta de
nada”
Estas son frases que jamás deberemos decir a un paciente que sufre una depresión.
El paciente con depresión necesita que, desde su entorno, se le
preste atención a su enfermedad, pero también que se la conozca en sus síntomas
y en su proceso evolutivo hasta entender que, si su pareja, la familia o los
amigos tienen la sensación de que, aparentemente, no desea mejorar, esa falta
de esfuerzo no es tal sino, mas bien una falta de fuerzas que no se soluciona
incentivándole a que haga lo que es incapaz de hacer, o al menos no en la fase
mas grave del proceso, en la que la anhedonia, la tristeza y el agotamiento
llegan a ser invalidantes.
Es pues necesario conocer los síntomas de la depresión —y
responsabilidad de los profesionales sanitarios instruir a la familia a tal
efecto— para poder apoyar al paciente en cada etapa de la misma.
Conforme el trastorno evolucione y los medicamentos hagan su
efecto junto con la terapia, poco a poco el paciente será capaz de afrontar
nuevos retos y estará indicada una intervención más incentivadora para
motivarle.
Alberto Soler Montagud
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