Conforme avanza la campaña electoral, se ha producido el curioso
fenómeno de que aquél "todos contra
el PP" que parecía ser unánime, ha evolucionado a un surrealista "todos contra el PSOE" que ha
llegado al su culmen con las reacciones surgidas tras el debate cara a cara
celebrado entre Mariano Rajoy y Pedro Sánchez. De pronto, es como si los
socialistas se hubieran convertido en el enemigo a batir por parte de los otros
tres partidos con aspiraciones a gobernar y nos encontráramos ante una
coyuntura comprable a un silogismo en el que, en lugar de dos premisas hubiera
siete.
1-Aunque las encuestas pueden –y suelen– equivocarse, es casi
imposible que ningún partido obtenga la mayoría absoluta en estas elecciones.
2-Todo apunta a que el Partido
Popular será el partido más votado en los comicios del 20-D.
3-La irresistible ascensión de Ciudadanos es un fenómeno sociológico sin precedentes, tanto que
incluso podría ser el segundo partido más votado, siempre en función de lo que
decida ese cuarenta por ciento de votantes aun sin voto decidido.
4-El PSOE se
encuentra en las más bajas horas de su historia desde la Transición, y se
enfrenta a la necesidad de una regeneración interna que le ofrezca credibilidad
de cara a ese voluble electorado de centro e izquierda moderada del que se
nutre. Todo apunta a que los socialistas necesitarán de unos cuantos años, y algún que otro disgusto,
para remontar.
5-Podemos, tras su
espectacular despegue (debido más al desencanto del electorado que a méritos
propios), ha ido perdiendo posiciones hasta ubicarse en una probabilidad de
voto que hace inviable que Pablo Iglesias sea presidente de Gobierno, al menos
por ahora y puede que tal vez nunca.
6-Izquierda Unida
ofrece la imagen de un partido serio, creíble y muy valorado (aunque no en
intención de voto), cuya hipotética presencia en el arco parlamentario no
pasará de ser testimonial y reivindicativa de una ideología que jamás será
mayoritaria y que, al igual que Podemos, no llegará a gobernar, al menos no en
solitario, en España ni en ningún otro país de la Europa occidental.
7-Al parecer, el resto de partidos políticos que concurren a las
elecciones generales no pasarán de ser meros comodines cuyo apoyo sólo servirá,
en condiciones extremas, para decidir la investidura de una presidencia de
gobierno en minoría.
Una vez que "todos
contra el PSOE" se ha
convertido en el grito de guerra coral de los principales partidos, cabe
preguntarse cómo y en qué beneficia esta postura a cada uno de ellos.
Si bien con el PP y Ciudadanos es fácil intuir las motivaciones,
más difícil resulta entender el rédito que espera obtener Podemos al propiciar
una fuga de votos socialistas que no necesariamente irán a parar a ellos sino
probablemente se decanten por Albert Rivera en un alto porcentaje, lo que
propiciaría una hipotética coalición de derechas.
Otra duda que se plantea son los motivos que han predispuesto a
la buena relación que, de pronto, ha surgido por parte del PP hacia Podemos, acercamiento
que Pablo Iglesias parece haber aceptado gustoso. Y es que no hay nada que una mejor
a dos antagonistas que un enemigo en común.
Llegado a este punto dejo al lector con las premisas planteadas
para que cada cual las utilice como argumentos y extraiga de ellas sus propias
conclusiones hasta que la noche del domingo, una vez finalizado el recuento de
papeletas, se despejen al fin las dudas o surja de las urnas un complejo
galimatías en forma de puzzle cuyas piezas difícilmente encajen entre si.
Alberto Soler Montagud
Médico y escritor
Médico y escritor
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