JORGE Y LUCÍA
VOLANDO BAJO UN CIELO CON DIAMANTES
Hace muchos, muchos años, un niño llamado Jorge llegó a su
casa por la tarde. Venía del colegio y llevaba en la mano un dibujo donde había
pintado una niña que volaba como si fuera un pájaro sobre el campo y bajo un
cielo de estrellas.
Apenas vio a su padre, Jorge le enseñó su dibujo gritando
un estridente "mira lo que he hecho hoy en el cole, es un dibujo
papi"
– ¿Quién
es esa niña Jorge– le preguntó el padre contemplando el dibujo con un interés
que exageró para satisfacer aun más al niño.
– Es
Lucía papi.
– ¿Lucía?
Muy bonito nombre ¿La conoces?
– Claaaro.
Es mi amiga Lucía O’Donnell. Se sienta a mi lado en el cole.
– Ah
sí –el padre cayó de pronto en la cuenta–, sin duda es esa niña tan guapa que
cumple años el mismo día que tú y que no vino a tu fiesta porque también tenía
la suya ese día.
– Sí,
es ella. Los dos tenemos cuatro años, pero junto tenemos mas, mira cuantos
–Jorge le mostró a su padre las dos manos con los pulgares escondidos tras las
palmas sumando así ocho dedos.
– ¿Y
que son esas cosas que brillan tanto en el cielo? –preguntó el padre señalando
la parte superior del dibujo.
– Son
estrellas papi. ¡Muuuuchas estrellas!
– Mmmm…
–John balanceó la cabeza simulando no entender lo que decía su hijo–. Pues a mi
me parecen piedras y no estrellas.
– ¡Claaaro.
Son piedras que brillan porque son diamantes!
– Ah,
claro ¿Y Lucía… está volando o me lo parece?
– Vuela.
Y aveces también pasea, porque tiene magia.
– Ya
entiendo… –dijo John como si acabara de reparar en algo importante–. Debe ser
un lugar mágico ese que has pintado. Tan mágico como uno parecido que visité
cuando era tan pequeño como tú.
– ¡Pero
yo no soy pequeñooo! Ya he cumplido cuatro años…
– Bueno,
tal vez yo fuera más pequeño cuando estuve allí –respondió el padre con un
gesto que satisfizo a Jorge.
– ¿Y
que sitio es ese papi?
– Mejor
te contaré como era. Era un campo con muchos árboles, todos llenos a rebosar de
mandarinas que crecían bajo un cielo de mermelada.
– ¿Un
cielo de mermelada? ¡Que buenooo!
– Sí.
Pero aun hay mas Jorge. Yo iba a bordo de un barco que navegaba por un río
cuando, de pronto, me llamó una niña que tenía magia en sus ojos, pues de ellos
salían muchos colores cada vez que miraba algo que era de su agrado.
– ¿Una
niña con magia en los ojos? –Jorge parecía alucinado con la historia de su
padre– ¿Y cómo se llamaba esa niña?
– Se
llamaba Lucy,
– ¿Lucy?
¿Casi igual que Lucía?
–
Exactamente igual. Pues Lucy y Lucía son el mismo nombre.
– ¡Caray...!
¿Y que hiciste al verla?
– Fui
tras ella y me llevó hasta un puente que había junto a una fuente donde mucha
gente comía pasteles y todos sonreían. Nadie estaba triste nunca y había flores
más altas que las personas.
– Papi,
yo quiero ir a ese sitio…
– Irás
Jorge, irás. Te lo prometo, Pero aguarda, pues aun queda lo mejor por contar
–Jorge no salía de su asombro–. Aparecieron sin mas unos hombrecillos muy
amables que nos invitaron a subir a un tren que nos condujo a un lugar que,
conforme nos acercábamos, brillaba más y más, tanto y tanto que del cielo fue
desapareciendo la mermelada.
– ¿Y
que pasó entonces?
– Conforme
la mermelada se borraba, el cielo se fue llenando de unas estrellas que no eran
estrellas sino diamantes ¿Qué te parece?
– ¿Cómo
en mi dibujo?
– Exactamente
igual que en tu dibujo Jorge. Fíjate si era igual que mas tarde, cuando regresé
a mi casa, busqué un papel y lápices de colores para pintar lo que había visto
y mostrárselo a mi padre. ¿Sabes? Aun conservo el dibujo que hice ¿Quieres
verlo?
– ¡Sí,
sí, por favor! ¡Enséñame tu dibujo!
– Espera
un momento, no te muevas de aquí. Lo guardo en una carpeta que está en mi
despacho.
Al cabo de un minuto, ante los ojos atónitos de su hijo,
John regresó de su despacho con una carpeta de la que extrajo un dibujo
exactamente igual al que había hecho el niño, con la única salvedad de que en
el suyo aparecían seis palabras.
– ¡Es
igual que el mío! ¡Es igual que el mío! –gritó Jorge alborozado– ¿Pero, por qué
en el tuyo hay letras papi?
– Son
unas palabras que escribió mi padre, tu abuelo, después de que le enseñara el
dibujo ¿Quieres saber lo que pone?
– Si
por favor, dímelo.
– “Lucy
en el cielo con diamantes”, eso es lo que dicen las palabras que escribió mi
padre.
– Papi
–Jorge le entregó su dibujo a su padre–, quiero que pongas en mi dibujo lo mismo
que te escribió el abuelo.
– Ahora
mismo lo escribo chiquitín, y luego tocaremos juntos una canción al piano. La
compondré para ti y así, cada vez que la escuches, la fantasía te llevará al
mismo sitio donde yo estuve, ese lugar donde siempre encontrarás a Lucy volando
bajo un cielo lleno de diamantes. Antes te he prometido que podrías ir a donde
yo estuve, y como papá siempre cumple las promesas (porque siempre hay que
cumplirlas, no lo olvides), podrás viajar allí a través de la canción que
haremos aunque sólo sea a través de tu imaginación y de tu fantasía.
– ¿Y
que es ‘imaginación’ y ‘fantasía’...?
– Eso
es algo que te explicaré otro día. Ahora sólo dame un beso y un abrazo muy
fuerte – dijo John al tiempo que unas lagrimas salían de sus emocionados ojos
sin que Jorge llegara a percatarse de ello.
LUCY IN THE SKY WITH DIAMONDS
(letra traducida de la canción de John Lennon inspirada en
un dibujo de pintado por hijo Julian a la edad de cuatro años)
Imagina que estás en un barco, en un río,
Con árboles de mandarina y cielos de mermelada,
Alguien te llama, tú contestas muy lentamente,
Es una niña con los ojos de caleidoscopio.
Flores de celofán de color amarillo y verde,Elevándose por
encima de su cabeza,La miras con el sol en los ojos,y se ha ido.
Lucy en el cielo con diamantes,
Lucy en el cielo con diamantes,
Lucy en el cielo con diamantes.
La sigues hasta un puente junto a una fuente,
Donde gente balanceándose como caballos comen pasteles,
Todo el mundo sonríe mientras te relajas más allá de las
flores,que crecen increíblemente altas.
Taxis a diario aparecen en las costas,
Esperándote para llevarte lejos,
Subes a su espalda con la cabeza en las nubes,y te has
ido.
Lucy en el cielo con diamantes,
Lucy en el cielo con diamantes,
Lucy en el cielo con diamantes.
Imagina que estás en una estación de trenes,
Con porteros de plastilina buscando lazos de vidrio,
De repente hay alguien en el torniquete,
La niña de los ojos de caleidoscopio.
Lucy en el cielo con diamantes,
Lucy en el cielo con diamantes,
Lucy en el cielo con diamantes,
Lucy en el cielo con diamantes,
Lucy en el cielo con diamantes,
Lucy en el cielo con diamantes.
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