PSICONEUROLOGÍA SOCIO-POLÍTICA
UN CASO DE PAREIDOLIA
Sin una causa aparente, el perro de
mi amigo José María se puso nervioso ayer por tarde mientras nosotros, como
tantas otras veces, escuchábamos música en su equipo de alta fidelidad,
concretamente un vinilo en su recién estrenado plato. Rex permanecía tumbado a los pies de su amo y todo transcurría
plácidamente hasta que sonó el scherzo de la novena sinfonía de Anton Bruckner
(habría que resaltar que se trataba de la enérgica y rápida versión de Carlo María Giulini al frente
de la Filarmónica de Viena) y el can
se alteró súbitamente, incorporándose de un salto y comenzando a respirar con
contagiosa agitación.
Mientras mi amigo lo sujetaba en un
intento de tranquilizarlo, Rex me dio
la espalda, y al aproximarme a ellos para acariciarle me llamó la atención una
especie de sombra que en los pliegues de su orificio anal en la que percibí una
especie de rostro humano. Por mis conocimientos en neurología, supe de
inmediato que estaba experimentando un fenómeno, relativamente normal, conocido
con el nombre de "pareidolia",
una percepción imaginada por nuestra mente que nos induce a encontrar un
significado donde no lo hay. La pareidolia es
un fenómeno psicológico consistente en percibir erróneamente un estímulo en
forma reconocible ((habitualmente una imagen) ). Una explicación de este
fenómeno lo describe el ingeniero informático y experto en neurociencia, Jeff
Hawkins en su teoría de memoria-predicción y es lo que nos ocurre cuando, por ejemplo, identificamos caras en
la corteza de un árbol, vemos figuras de animales en las nubes o siluetas
humanas en las montañas.
En mi caso concreto, la pareidolia me
ha inducido a ver en el foramen anal
del perro de mi amigo una cara que, en principio, hge identificado con el
rostro de Jesucristo hasta que, de pronto, me he llegado a convencer que de que
era la del político conservador Mariano Rajoy Brey.
Es un hecho científicamente
comprobado que, en estos casos pareidólicos, las imágenes que nuestro cerebro
interpreta, proceden de la información que en él almacenamos y de la carga
emocional que se asocia a ciertas experiencias recientes.
Así, la pareidolia podría
considerarse un fiel reflejo de nuestras expectativas, y creer ver la cara del presidente de gobierno
de un nación en el ano de un animal, ser la expresión de una expectativa personal
(de quien experimenta la ilusión óptica) de que el país en cuestión "va de
culo" o "es una mierda" por culpa de la mala gestión
de ese político.
Al considerar sumamente interesante
lo que me estaba viendo y viviendo mientras Bruckner sonaba sin tregua a través
de los altavoces, habida cuenta del contexto socio-político que atraviesa España,
decidí tomar una foto del trasero de 'Rex' para compartir en forma de artículo
–con quienes quieran leerlo– mi curiosa experiencia de pareidolia.
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