lunes, 31 de marzo de 2014

La metamorfosis de Suárez: de hombre a mito








Apenas se supo que la muerte de Adolfo Suárez era cuestión de horas, la sociedad española convirtió al hombre en mito y recuperó su figura como paradigma del político que a todos les gustaría tener al timón de una nave que zozobra en las procelosas aguas de una crisis tanto económica como de valores. Tras el anuncio de la inminencia del desenlace, los españoles desempolvaron los recuerdos de Suárez, olvidaron cualquier actuación censurable en su pasado y pusieron de manifiesto el alto listón que el expresidente dejó tras de si, a años luz de la mediocridad de los políticos actuales tan incapaces de consensuar una salida a la crisis como de erradicar algo tan sencillo de resolver como la epidemia de corrupción que a casi todos salpica y entre todos encubren.

Comparar a los políticos actuales con Suárez, Carrillo, González, Fraga, Peces-Barba, Gabriel Cisneros y tantos otros, pone en evidencia el déficit de líderes que padecemos y la desconfianza que nos inspiran quienes ahora ofrecen una imagen de casta privilegiada y ajena a la realidad con el agravante de su presunta corrupción. Tal parece como si al consolidarse la democracia, la clase política se hubiera confiado y convertido en personajillos de talante despótico, mentiroso y prepotente que se expresan con eufemismos (mas coartadas que sinceras explicaciones) y promueven animadversión en los ciudadanos de quienes se ríen al justificar con falacias tanto errores como actos de ética reprobable que, por ser presuntos, quedan impunes hasta que prescriben.

Es por ello que, en medio de tan deplorable panorama, al saberse que Adolfo Suárez se moría, el subconsciente colectivo lo rescató del poso de sus recuerdos y convirtió en mito a un anciano enfermo de Alzheimer, focalizando en él la perentoria necesidad de disponer de un líder a quien seguir. Y así, en pocas horas la imagen de Suárez experimentó una metamorfosis que sociológicamente se explicaría por concurrir en él ciertas cualidades que sólo coinciden en personajes extraordinarios (reales o imaginarios) de la historia de la humanidad. En primer lugar su valentía (no se tiró al suelo ante la amenaza de un teniente coronel golpista). También el altruismo y la limpieza moral que todos le reconocen (pagó los tratamientos contra el cáncer de su mujer y su hija hipotecando su casa de Ávila hasta que Banesto ejecutó la hipoteca cuando ya no pudo hacer frente al pago). En tercer lugar el carisma de Adolfo Suárez y la entereza con que hizo su personal transición desde la fama al olvido con un aura de fascinación propia de un héroe solitario aferrado a sus convicciones, uno de esos líderes naturales a quienes sus mas próximos acaban traicionando y abandonando.
Si a todo ello añadimos el desencanto que impregna a nuestra sociedad, huérfana de referentes éticos, harta de corrupción, víctima de los peores índices de desempleo de su historia reciente y con la mayor desconfianza jamás conocida hacia sus políticos (hoy se les considera uno de los tres grandes problemas que azotan al país), es comprensible que incluso los menos proclives a la mitomanía se hayan apuntado al suarismo como quien se agarra a un clavo ardiendo. Por ejemplo quien esto escribe y que,  transcurrida la preceptiva semana de tregua para que las ideas se enfríen, puede reconocer y reconoce que echa también en falta a políticos de talla como fuera Adolfo Suárez González. 

Alberto Soler Montagud
Médico y escritor





jueves, 20 de marzo de 2014

Epístola de Rouco Varela a Rajoy






Querido Mariano:

Mientras se aprtoxima el fin de mi presidencia en la Conferencia Episcopal Española –presumo que será pronto– te escribo esta epístola con el mismo amor que cada noche pido a Nuestro Señor que te guíe, pues mi deseo es hacerte reflexionar y delegar en ti ciertas funciones que me resisto a confiar a quien me suceda.

Te admiro, Mariano, porque has hecho renacer el espíritu católico apostólico y romano que antaño fuera esencia de nuestra Patria. También porque has sido hábil al introducir en tu gabinete a más ministros, miembros o simpatizantes del la Obra de Escrivá de Balaguer, que el mismo Caudillo consiguiera sentar a su lado. Creo en ti porque, tras tu aparente mansedumbre, eres la roca que sustenta a la Iglesia de una España tradicionalmente portadora de valores espirituales que el Maligno se empeña en destruir con falacias como la democracia, el estado de bienestar o la promesa de unos derechos humanos que no son más que incitaciones al aborto, a la homosexualidad o a la ruptura del modelo familiar que proclama nuestra fe. ¡¿Como se atreve nadie a hablar de derechos humanos, si no hay mas derechos que los divinos y los que atañen a la Santa Madre Iglesia?!

Te exhorto, Mariano, para que cuando yo no esté, sigas firme en las tesis que te inspiraron al designar a ministros como José Ignacio Wert, un hombre que sufre vejaciones por defender la religión como asignatura forzosa e indefectible. Te animo, hijo amado, para que sigas con estrategias tan inteligentes como la metamorfosis que diseñaste en la imagen pública de Ruiz Gallardón, confundiendo a los infieles y defendiendo a los nasciturus. Te aliento para que elijas con valentía a los miembros de tu equipo como hiciste con Fátima Báñez, devota de la Virgen del Rocío y excelente titular del ministerio de Trabajo o el piadoso Jorge Fernández,  miembro numerario de la Obra y dilecto ministro de Interior.

Eres sabio Mariano, sabio y extremadamente paciente, pues hasta tres veces (como la Santísima Trinidad, como las negaciones de Pedro) tuviste que esperar desde que el dedo patricio de Aznar  te señalara como su sucesor. Tu premio es ser hoy la cabeza visible del gobierno de la católica España, pero a punto de abandonar mi cargo, te amonesto para que hagas oídos sordos si mi sucesor se desvía de la Santa Tradición –como ha hecho el papa Francisco– y te incita a obedecerle; pues no hay mas preceptos que los que yo te he inculcado. 

Gobierna en la convicción de que, desde mi forzado retiro, seguiré siempre a tu lado. Te amonesto para que mantengamos el mismo contacto que tantos y tan buenos frutos ha dado, para que sigas mis recomendaciones y si algún día te tientan vicios como la democracia o las mal llamadas libertades, me llames porque siempre acudiré a tu lado.

Que la Paz del Señor sea contigo.

Tuyo afectísimo, Antonio María.

Alberto Soler Montagud
Médico y escritor


(Porque hay ficciones que sólo la realidad puede superar, he fantaseado esta epístola. Aunque tal vez la verdad sea aun más dura. O quizás no. Sólo Dios lo sabe.)



lunes, 17 de marzo de 2014

Fallas y corrupción







PRIMER PREMIO DE LAS FALLAS 2014
PARA UNA FALLA QUE CRITICA
EL DESPILFARRO Y LA CORRUPCIÓN



El primer premio de la Sección Especial 2014 se lo ha llevado la falla de la Plaza del Pilar en la que el artista hace una sátira (con el nombre de 'Escándalo') con un artístico monumento que critica la corrupción y la maltrecha situación política de la Comunidad Valenciana, cuya ciudadanía queda representada por un jorobado que soporta sobre su chepa a los miembros de  una orquesta.

Bien visto, es triste y real que desde hace ya cuatro lustros de hegemonía popular, Valencia sólo reacciona ante la corrupción mediante quejas y chanzas estériles proferidas por ciudadanos ladradores aunque sumisos y poco mordedores.

Tanto es así que hasta las fallas se tienen que hacer eco de la vergüenza que nos identifica como la cuna, la flor y la nata del choriceo nacional, sin que seamos capaces de reaccionar ante las urnas mientras, año tras año, la vida sigue igual –mas bien peor– y la mastodóntica Rita Barberá da botes de alegría en el sufrido y resistente balcón del ayuntamiento (es una tradición que los miembros del PP den botes cuando se siente felices) rodeada de una corte y cohorte de afines que, por no tener vergüenza ni sentido de la identidad lingüística, no saben hablar -y aun menos escribir- ese hermoso y dulce idioma que le es propio a Valencia y a otras comunidades, una lengua que me es indistinto  llamar valenciano o catalán por ser exactamente lo mismo.

Una vez mas, me siento avergonzado.



martes, 11 de marzo de 2014

El continuismo gana las primarias socialistas en Valencia







Experiencia y juventud se enfrentan en las primarias
¿Trabajarán juntos a partir de ahora?



Cuando se convocaron elecciones primarias para elegir al candidato del PSPV-PSOE a la Generalitat Valenciana, todos daban por seguro que el ganador sería Ximo Puig, aspirante oficialista tanto del PSOE autonómico como de la madrileña sede de la calle Ferraz, como efectivamente ha sido
El derrotado y única alternativa, Toni Gaspar, era un casi desconocido que aportaba la juventud y savia fresca que tantos ansiaban y que supo transmitir ilusión de cambio con unas propuestas que podrían haber recuperado gran parte del electorado el PSPV-PSOE ha perdido durante los últimos años.

Pero la victoria de Ximo Puig ha sido aplastante, en gran medida porque es un político muy conocido y porque tiene el control del aparato, mientras Toni Gaspar ha sufrido las consecuencias de una convocatoria de primarias muy precipitada (a falta de más de un año para las elecciones autonómicas) que no le ha permitido darse a conocer ni visitar más de 130 de los 500 y pico pueblos que tiene la comunidad, lo que cuestiona que la contienda haya sido del todo igualitaria.

Frente a Ximo Puig (varias veces diputado desde 1983 y actualmente secretario general del PSPV-PSOE), Toni Gaspar ha tenido sólo 50 días para que los votantes supieran quien era. Sin embargo, y pese a ello, sus propuestas han sido acogidas con entusiasmo por lo que de novedoso suponía pretender acabar con el aforamiento de los parlamentarios, pedir un sueldo único para los políticos o limitar a ocho años los mandatos en la Generalitat para desprofesionalizar a quienes viven de la política

Es muy probable que de haber durado dos semanas más la precipitada campaña –o de haberse retrasado unos meses la convocatoria de la misma–, los apoyos a Toni Gaspar hubieran sido mla acató ponendose a disposición del candidato electo para trabajar con él “en un mismo proyecto”. Sin embargo, es harto improbable que el aparato socialista valenciano cuente con él y, ni por asomo, le ofrezca algún día un cargo de relevancia como aquella secretaría de Estado con que Obama premió a su rival Hillary Clinton por su fiel ayuda al Partido Demócrata tras unas elecciones primarias en 2008, infinitamente más agresivas que esta réplica en miniatura en la que apenas si ha habido debate ideológico y el electorado no ha llegado a percibir claras diferencias entre él aspirante David y el Goliat Ximo Puig.

Pero las decisiones que emergen de las urnas deben acatarse siempre aunque resulten tan contradictorias como que los socialistas valencianos no confíen el cambio a quien propone soluciones nuevas pero lo dejen en manos de quienes no lo llevaron a cabo en los últimos veinte años.

En cualquier caso, con su victoria, Ximo Puig, tiene en sus manos recuperar el apoyo de quienes no le han votado y, sobre todo, de aquellos que dejaron de votar socialista y hoy se decantan por otras formaciones o por la abstención. Hay dos cartas mágicas que Puig tiene en su mano: una es contar con Toni Gaspar y  la otra adoptar al menos una de sus propuestas; o preferiblemente tres: renunciar al aforamiento de los políticos, reducir su mandato a un máximo de ocho años y proponer un solo sueldo para los servidores públicos acabando con la pluralidad de emolumentos que se perciben por diversos conceptos, tanto del partido como de distintos organismos públicos. Si a esto añadiéramos la firme propuesta de exigir la reforma de la ley electoral que tanto beneficia hoy al nefasto bipartidismo, el señor Puig contaría con mi credibilidad y respeto.



Alberto Soler Montagud
Médico y escritor












lunes, 10 de marzo de 2014

Ferraz gana las 'primarias' en Valencia








Anoche hubo elecciones. También plantà anticipada.
Hoy es lunes, más lunes que nunca.
Un lunes de resaca, ruido, marchas triunfales de bandas callejeras para quienes las disfrutan.
Lo de siempre.

Dentro de cinco días habrá plantà, esta vez la auténtica. 
Y empezarán las fallas, también las verdaderas.

La benevolencia de alguien con mando en plaza decidirá, democráticamente, indultar un ninot. O pueden que sean varios. De hecho, ya se indultó a uno en campaña, alcalde de un pequeño pueblo, El Palomar, situado en la Vall de Albaida por un quítame allá ese cartel de dinosaurios o una menudencia similar.

Suenan y sonarán petardos, tracas y euforia para unos mientras otros, escépticos, mostrarán su indiferencia (tal vez enfado) y migrarán raudos a donde se sientan más cómodos.

Siempre es así.
Unos se quedan, otros se van.
Unos se conforman, otros no tienen mas remedio.

Sucede exactamente igual desde hace muchos años.
Demasiados.

Valencia, sempiterna urbe de grotescas  fallas, arderá tras cuatro días de desenfreno, en una cremà que al día siguiente, como si no hubiera pasado nada, obrará el milagro de que las aguas vuelvan al cauce de un Turia seco, hoy jardín que mantiene empreñada y empeñada a una hermosa ciudad de arte y ciencias entre otras habilidades que tristemente la definen.

Y vendrán  más lunes.
Y más semanas.


Yo, por mi parte, me dispongo a gestionar el que ahora me incumbe con una ración doble de cafeína.


Alberto Soler Montagud
Médico y escritor